El problema con el Euro como moneda única o el peso de Cavallo y Kirchner es el mismo: al desatarse una violenta inflación en dólares por el aumento descontrolado del gasto gubernamental (lo de "público" es una forma de hacerlo parecer benéfico y equitativo cuando en realidad los pobres subsidian a los ricos, llamarlo "estatal" lleva a ocultar que es el Poder Ejecutivo quien maneja con "superpoderes" el gasto y no los funcionarios "de carrera" o los demás poderes) la única forma de financiarla es (1) con superávit comercial (en el caso argentino, ya devorado por el gasto, sólo queda estrangular las importaciones como solución temporaria para llegar a las elecciones de 2012) o (2) emitir nueva deuda (que es lo que hacen con los "bonos-pagarés" al 15 % y el "canje" al 10 % en dólares, acumulando ya 140.000 millones de nueva deuda)
Grecia llegó al final del camino cuando fatídicamente -como en la Argentina del 2001 y probablemente la del 2012- los pagos acumulados a intereses colosales en dólares cayeron como una avalancha de 123 % del PBI sobre los despreocupados discípulos de Zorba, transformando la danza celebratoria con bouzoukis y ouzo y jubilaciones a los 40 años para los empleados públicos en estampida para mudarse a Albania.
Argentina sigue con su espíritu de grillo infatuado viviendo en una irrealidad de empleo público improductivo (3 de cada 4 nuevos empleos son pagados por el Gobierno) , consumo subsidiado y pilas de nueva deuda acumulándose en el horizonte post-electoral.
El problema no es "la Convertibilidad" - sea 1 x 1 o 3 x 1- sino el uso improductivo de la ventaja cambiaria temporal para subsidiar el gasto clientelista. Grecia, Argentina (de Cavallo a Kirchner), Venezuela y la Europa mediterránea e improductiva endeudándose en Euros siguen el mismo camino y modelo económico básico.
Es por eso también que los prudentes huyen al dólar y los especuladores entran y salen del Euro para ganar siderales intereses europeos e invertirlos en la economía del "greenback" americano que -aún con todos los problemas de sus ciclos de "destrucción creativa" por medio de "purgas" financieras- tiene una base real y mecanismos de ajuste expeditivos: las quiebras.
La definición clínica de demencia es repetir las mismas conductas y esperar un resultado diferente.
Los delincuentes dirigen la economía hacia las rocas mientras saquean el Estado y los ignorantes los aplauden mientras les tiran sobras de sus futuros ingresos.
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Referencias
- Ferreres, O. (2010) La Convertibilidad griega. La Nación
- Friedman, T. L. (2010) Greece´s newest Odyssey. The New York Times
- Leonhardt, D. (2010) In Greek crisis, some see parallels to US debt woes. The New York Times
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2 comments:
Muy bueno, Ortega. La mayoría de los análisis -usualmente tendenciosos- carga las culpas sobre aspectos puramente instrumentales -convertibilidad, cambio fijo- sin hacer ninguna referencia al fondo del problema que hundió (y hunde) a la Argentina, Venezuela, Grecia, España y la zona Euro: el descontrol del gasto público para clientelismo electoral: jubilaciones a los 40 años, 2,500 Euros por reproducirse para los empleados públicos (cuando habría que pagarles por lo contrario), subsidios extravagantes e impagables a energía, comida y combustibles que excitan el consumo, vacaciones de 1 mes pagas, pensiones y jubilaciones sin contribuciones y a rolete, millones de empleados públicos (3 de cada 4 nuevos "empleos" en Argentina) que ni siquiera trabajan (y cuando lo hacen, no prpducen nada de más valor que sellar o coser expedientes demorando los trámites). En Grecia hasta les pagaban extra por usar computadoras (como trabajo insalubre, supongo)
Ahora les llegó la factura y los políticos que montaron estos disparates le echan la culpa al FMI, los acreedores (que les prestaron), la globalización y el calentamiento global.
Lo mejor de este artículo es precisamente que pone el dedo en la causa de los default de Grecia y Argentina: el gasto clientelista descontrolado.
Los "estados beneficentes" (welfare state) son una trampa mortal. Creados para salvataje de emergencia, se eternizan cuando sus creadores (Roosevelt, Perón, Vargas, Haya de La Torre) descubren que pueden reelegirse indefinidamente a cambio de choripanes para los pobres y aire acondicionado y autos baratos para los más ricos.
El problema con el modelo -como bien ilustra Ortega- es que es insostenible y devastador. Cuando llega la factura -ocultada, distorsionada e ignorada- los números son tan fatales como los de un electrocardiograma de alguien cuyo médico le "dibuja" a la mitad la presión arterial durnate 10 años.
Y eso es lo que duran antes de explotar: una década de triunfalismo y "tirar manteca al techo" que siempre termina -como las fiestas en la cubierta del Titanic- con una masacre social y económica que lanza a toda la sociedad escaleras abajo hacia nuevas profundidades de miseria, violencia y destitución.
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