Seis Milagros del populismo
- No hay desempleo, pero nadie trabaja
- Nadie trabaja, pero todos cobran
- Todos cobran, pero no hay nada que comprar con el dinero
- Nadie puede comprar nada, pero todos son dueños de todo
- Todos son dueños de todo, pero nadie está satisfecho
- Nadie está satisfecho, pero el 99 % de las personas votan por el sistema
Publicado en el Blog Adiosalestado
Un somero análisis de las causas de las diferencias entre los países mas exitosos y estables de América Latina -Chile, Brasil, Colombia- y los que permanecen atrasados -Bolivia, Venezuela, Nicaragua- o van en franco retroceso -como la Argentina- permite notar la influencia del populismo clientelista en unos y otros.
A diferencia del capitalismo de mercado, la socialdemocracia o incluso el socialismo, el populismo no define otro fin que el de mantener al gobernante en el poder mediante la compra directa o indirecta del voto o el apoyo popular.
Los gobiernos populistas se concentran en crear un cuerpo creciente de votantes dependientes de sus subsidios bajo argumentos populares como "reducción de la pobreza", "redistribucion de la riqueza" o aumentar la "equidad social". Paradojicamente, los medios empleados para esos fines declarados crean las condiciones contrarias, convirtiendo la pobreza ocasional de las crisis económicas que dan atractivo al populismo en pobreza estructural, al desalentar el empleo productivo y derivar los recursos económicos hacia un nivel creciente de subvenciones que mantienen tarifas y precios "congelados" en niveles tan bajos que generan desabastecimiento y desinversion.
A medida que el sistema de cambio de votos por subsidios crece -elemento indispensable para garantizar la continuidad indefinida del gobierno populista en el poder- paradojicamente la pobreza aumenta -al caer la producción por extracción y desvío de recursos hacia el gobierno-, demandando aun mas subsidios en una espiral autoalimentante que conduce a un colapso inflacionario.
La situacion actual de Venezuela y Argentina ejemplifica la entrada en lo que llamaramos la fase de crisis final de la macroeconomia populista, que precede a una fase de ajuste con caos social y político.
El populismo tiene un segundo efecto critico que es la corrupción tanto del gobierno y sus aliados -una vez que comienzan a controlar y apoderarse por vía de impuestos y expropiaciones de la renta ajena como de los mismos votantes, que se vuelven dependientes de los subsidios y votan para conservarlos.
Para enfrentar la quiebra del sistema -o al menos postergarla-, los gobiernos populistas encuentran una nueva paradoja: deben reducir el costo de los votos, eliminando alternativas -a través de leyes electorales y de prensa que impiden competir a la oposicion- y gradualmente la alternancia en el poder - a traves de reformas constitucionales que crean sistemas como el del PRI mexicano (70 años en el poder) , la dictadura cubana (54 años) o el stroessnerismo paraguayo (34 años)
La ultima paradoja es que la salida del populismo la provocan con mas frecuencia sus colapsos económicos y sociales que la decisión de sus votantes o la influencia de sus oposiciones.
Este fenómeno ya ha comenzado en los países del arco bolivariano, con las destituciones de los presidentes de Honduras y Paraguay y las derrotas electorales de sus partidos -seguidas por fuertes recuperaciones economicas.
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