Wednesday, December 4, 2013
Navidades bolivarianas 2: Como funciona el "modelo" de pobreza clientelar, robo y saqueo sistemico y cárceles de puertas abiertas
Los habituales saqueos de las "navidades bolivarianas" que anticipáramos el mes pasado aportan una nueva luz sobre la forma en que opera el "modelo" perverso del populismo de Argentina y Venezuela.
Los saqueos en Cordoba mostraron una inmediata coordinación entre la huelga policial y la salida de bandas de motochorros perfectamente organizadas para desvalijar comercios de los productos de mayor valor: autos, motocicletas y electrodomésticos.
Un secuestro en Tortuguitas clarifico cómo opera el "modelo": las cárceles funcionan como "hubs" de coordinación y distribución de chorros que son liberados para robar por los mismos guardias y directivos a cambio de "comisiones" de lo robado.
El periodista Jorge Lanata realizó una prolija y detallada investigación confirmando la forma en que la inseguridad y el crimen son utilizados por los "modelos" populistas basados en el uso electoral de la pobreza clientelar.
La enorme población bajo la línea de pobreza -un 36 % estable en toda la "década ganada"- complementa los subsidios al paro crónico devorados por inflaciones del 30 al 50 % con diversas actividades delictivas: hurtos, robos y tráfico de drogas.
En Argentina, para sostener un ritmo de 1 robo cada 15 minutos nuestros cálculos indican que hacen falta aproximadamente 2.5 millones de personas dedicadas al robo. De ellas, la parte más numerosa practica diversas formas de hurto y raterismo en las calles (motochorros, entraderas, salideras) y la más selecta se profesionaliza y organiza en las cárceles de puertas abiertas y giratorias, que lanzan ladrones a las calles de diferentes zonas coordinadas por sus mismas autoridades y por los líderes de los carteles que las usan de oficinas.
La "inseguridad" no es por lo tanto un problema de los "modelos de inclusión social" que nutren las villas miseria sino una condición indispensable para su sostenimiento, generando una floreciente industria criminal que compensa los bajos ingresos, recauda para los "sheriffs de Nottingham" que manejan cárceles y comunas y transfiere el conflicto social del gobierno a los vecinos y particulares, que deben dedicarse a autodefenderse y linchar a los ladrones.
A medida que los modelos de Argentina y Venezuela se queda sin recursos para expropiar, el caos social de la "ley de la selva" que han instalado comienza a salirse de control hacia el inevitable final de las dictaduras del lumpen-proletariado.
Las imagenes de 2013 muestran la diferencia dramática entre la pobreza entregada al crimen legada por la década "ganada" por la retórica pseudoprogresista del chavismo y el kirchnerismo y aquella que se rebelaba contra la dictadura de Onganía en las mismas calles de Córdoba en 1969.
En aquel entonces, con una ciudad entera controlada por los manifestantes, no se registró un solo robo ni saqueo.
Los "modelos de inclusión" del kirchnerismo y el chavismo generan exactamente lo opuesto de lo que predican: un abismo social que separa a una minoría que se enriquece con negocios con el Estado -los habitantes de Puerto Madero- y una creciente mayoría que se aloja en villas miseria y cárceles y vive en la pobreza sistémica, la violencia social y diferentes formas de exclusión, delito y marginalidad -muchas de ellas glorificadas perversamente por los gobiernos con fines electorales-.
Es el camino hacia Haiti, Afganistan y Zimbabwe.
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