Queda por explicar a quien se pregunte porqué - sabiendo de su estado crítico de salud y los consiguientes requerimientos de tratamiento intensivo-, Chavez no apeló a decir la verdad -que lo hubiese puesto a resguardo de toda crítica política (como a Cristina Kirchner tras la muerte de su marido) y en condiciones de hacer campaña desde un sanatorio por el mismo delfín que hoy hereda el gobierno sin apoyos ni preparación alguna para enfrentar la elección inminente y -más dramáticamente- el inminente colapso económico y caos social de las cuentas impagas de la maratón electoral y una década de clientelismo y deterioro de todas las actividades productivas.
Una salida inteligente designando un candidato oficial -como lo hizo (o trató de hacer) un anciano y cardíaco Perón en 1973 con Cámpora- le hubiese dado tiempo para recuperarse -o al menos prolongar su supervivencia-, la ventaja política generada por la compasión por su enfermedad, el reconocimiento al "sacrificio" de su interés personal y salidas ventajosas en los dos escenarios posibles:
- En caso de recuperarse, volver al poder o mantenerlo detrás de un presidente-testaferro que actuaría como primer ministro y "fusible" de las inevitables crisis económicas y sociales que genera el "modelo" bolivariano.
- En caso de fallecer, dejar instalada una estructura política sucesoria organizada para -al menos- completar su período electoral con un presidente elegido (en lugar de un sucesor digitado)
Mientras forcejean por las llaves de la caja tras las cámaras en las que pretenden demorar la comunicación de la acefalía que forzaría una nueva y riesgosa reelección para el régimen, Maduro, Cabello y las otras ratas huyendo del naufragio tratan afanosamente de tender una cortina de humo sobre sus maniobras de escape hacia los escasos refugios con inmunidad diplomática y cuentas numeradas que les quedan en medio del colapso acumulativo de las dictaduras amigas en América Latina y Medio Oriente.
Como el 54 % ya desvanecido de Cristina Kirchner, el 54 % de Chávez va en camino de convertirse en otra victoria pírrica del populismo bolivariano que anuncia la inevitable implosión y colapso del "modelo" en un rosario de saqueos y caos social.
De tales fines de año, estos inicios.
Como era de prever, Venezuela ha terminado siendo la víctima final del "toque de Chávez".
Como sus modelos, los monarcas absolutos, los dictadores populistas tratan de llevarse el poder con ellos a sus tumbas.
Y generalmente lo logran.
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Referencias
- ABC (Editorial) Hugo Chavez en coma inducido
- Will Rogers (2009) El toque de Chavez
- Vinogradoff, L. (2012) Venezuela, un país al borde del precipicio económico. ABC
- Vinogradoff, L. (2012) El hermano mayor de Chávez viaja a La Habana para despedirse de él. ABC
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