Reportero a Mahatma Gandhi: "Cuál es su opinión de la civilización occidental?"
Huntington identificaba el conflicto entre civilizaciones como la fuente más frecuente de guerras y violencia en el siglo 20 y la más probable en el 21. Huntington identificó 8 grandes bloques civilizatorios vigentes a la entrada del siglo 21: (1) Occidente (azul), (2) Islámica (rayado), (3) Ortodoxa (celeste), (4) Latinoamericana (violeta), (5) Africana (marrón), (6) China (rojo), (7) Hindú (cuadricula), (8) Japonesa (verde) y una serie de áreas de encuentro e intercambio -a menudo conflictivo- cruzando estados nacionales además de las que llamó "solitarias" -como Sudán-
Las relaciones entre estas civilizaciones tienen diferentes grados de conflicto que muestra el siguiente gráfico -las líneas finas muestran niveles menores y las gruesas los mayores- que -como ya se verá- van allá de los lugares comunes e invitan a un mayor análisis (como por ejemplo, el del fuerte conflicto entre el África tribal y politeísta y el mundo Islámico monoteísta extremo y dominado por los árabes -que practicaron la trata de esclavos africanos en proporciones aún mayores a las de los occidentales-
Lo que sugiere la lectura de Huntington es que:
- El pretender imponer una civilización sobre otra genera violencia y conflicto -y esto vale tanto para los "universalistas" extremos -como los franceses que exigen la proscripción del hijab- como para los "relativistas culturales" -que justifican al islamismo extremista y antioccidental que reclama todos los derechos de la cultura occidental -como la defensa en juicio y la libertad de expresión que niega en su propia cultura. y al mismo tiempo rechaza obedecer aquellas reglas occidentales que no le convengan -como la proscripción de los homicidios de honor, la circumcisión femenina o la conviencia de los sexos en el transporte público-
- Las zonas de conflicto se generan en donde no hay acuerdo entre las civilizaciones que deben coexistir en un mismo territorio gobernado por unas u otras.
- El conflicto entre el islamismo extremo (propuesto por el salafismo y Al Qaeda y sus seguidores) y casi todas las demás culturas se genera precisamente porque éste rechaza tanto el multiculturalismo como el relativismo cultural -con el que lo defienden los "progresistas" occidentales- proponiendo un monoculturalismo basado en el dominio universal y absoluto del Islam.
La propuesta de Huntington era que se determinara un conjunto de acuerdos mínimos para la convivencia entre civilizaciones -como la Declaración de los Derechos Humanos de 1948- a partir de los cuales las civilizaciones y culturas peculiares podrían seguir libremente con aquellas prácticas que no los violaran. La pregunta muy simple para evaluar si una práctica de una civilización debe ser limitada o eliminada para convivir con otras sería "viola alguno de los artículos de la Declaración ?". La coexistencia de las particularidades culturales con un nivel común aceptado de universalidad -los Derechos Humanos- permitiría una convivencia pacífica, base para que el término "Naciones Unidas" tenga más sentido. (De no haber ese acuerdo mínimo de fines -los Derechos del Hombre como universales- tendríamos "Naciones", pero no "Unidas")
Llamativamente, aún a 62 años de su proclamación, la Declaración Universal de los Derechos Humanos sigue siendo un documento "no vinculante" para los Estados. En 1948, sólo 8 países se negaron a firmarla: la Unión Soviética, los países del Este de Europa comunista, Arabia Saudita y la Sudáfrica del apartheid. (En 1948 había sólo 58 naciones reconocidas, de las cuales 50 votaron a favor)
Pero claro, la agenda política que usa las diferencias culturales y religiosas como palancas para manipular a otros y hacerlos que luchen entre sí en su beneficio -como Al Qaeda usa a los Talibanes, la hospitalidad extrema de los afghanos y el resentimiento de los musulmanes de Kashmir y Pakistán contra hindúes y occidentales para generar y/o justificar matanzas diarias ejecutadas por sus "proxis"- se resiste a aceptarlo.
La mayoría de los países árabes no ha firmado ni avalado la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, pero reclama sus derechos a quienes la siguen sin reconocer los de ellos.
Paradójicamente, mientras el "relativismo cultural" es adoptado principalmente en Occidente y el "universalismo" absoluto es rechazado, defendiendo el derecho de los musulmanes, ortodoxos o hindúes a sus prácticas particulares, costumbres y reglas religiosas, en los países beneficiarios de esta tolerancia se practica un estricto universalismo, que en algunos casos propone expresamente la conversión y conquista forzada -para constituir la "Umma" y eliminar a los "infieles", condenando cualquier expresión de duda o disidencia como "blasfemia".
La globalización es una calle de dos sentidos
Otro buen motivo para leer (o releer) a Huntington es su claro y amplio concepto de la globalización como "calle de dos sentidos" que explica con amplios ejemplos en el valioso "Globalizaciones múltiples", desmitificando la simplificación del comercio y la comunicación global como un proceso unilateral e invasivo que hacen la extrema derecha e izquierda en su compartida "obsesión antiamericana" -como la llamara en otro libro recomendable Jean Francois Revel-
La realidad, explica Huntington, es que así como el Oriente se "occidentaliza" con ropas, alimentos, tecnología y prácticas comerciales, el Occidente se "orientaliza" con masivas -y toleradas- conversiones al islamismo, comida china, árabe, mexicana e India -más populares en Europa y Estados Unidos cada día-, arte africano, óscares para filmes de Bollywood y ríos de automóviles asiáticos, rios en contrasentido de europeos y americanos vacacionando y planeando rerirarse en Oriente o América Latina y otros cientos de ejemplos que dejan pensando quién debería sentirse más "cambiado" por el otro.
Entender -y aceptar- la realidad de la globalización como un proceso de dos vías múltiples entre todas las civilizaciones requiere -por cierto- , aceptar la coexistencia de principios universales compartidos junto con otros particulares respetados como se propuso antes. Esto es lo que no cumplen ni el universalismo absolutista del islamismo o el nacionalismo extremistas de Al Qaeda, Arabia Saudita, Pakistan o la Francia de Le Pen, ni el relativismo cultural y particularismo absoluto con el que se predica una tolerancia unilateral en Occidente que sólo incrementa el fanatismo que pretende ignorar al hacerlo sentir justo a los ojos del fanático.
El rechazo a la globalización -que es parte de la agenda oculta de quienes promueven el comercio cerrado con tasas exhorbitantes como las que pagan los adherentes al Alba o con cuotas forzadas como las que provocan los choques entre miembros del Mercosur que deben "comprar dentro" a precios desventajosos- requiere confundirla con un proceso unidireccional de dominación.
Y en la multiplicidad de culturas y civilizaciones y el intercambio global no hay nada intrínsecamente pernicioso o incompatible, salvo que se opere desde modelos demonizadores o hipócritas -como el "relativismo cultural" o la "antiglobalización selectiva"- que sólo generan conflictos para medrar con ellos.
Parafraseando la frase de Gandhi con la que abrimos este artículo, la civilización -entendida como conducta civil hacia los demás- sea oriental, occidental o javanesa, es siempre una buena idea.
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Referencias
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3 comments:
La agenda del "relativismo cultural" es muy clara: la culpa de todo la tienen los occidentales y en particular los Estados Unidos.
Como bien se señala, los únicos relativistas son los gansos que defienden el derecho a destruir la única civilización que considera sus principios relativos.
Los países dominados por el islamismo absolutista son completamente anti-relativistas y proponen precisamente la pena de muerte para los relativistas.
Yo sugeriría enviarlos en masa a predicar en Irán o Arabia Saudita, así terminan de perder la cabeza del todo.
Comparto totalmente el comentario de Machado: usar el "relativismo" en Occidente para justificar el absolutismo en el Oriente -que además busca exportarse e introducirse en Occidente- es otro ejemplo del infantilismo "progre" que todavía cree en los Reyes Magos socialdemócratas.
Tratar de pacificar a los fanáticos religiosos con relativismo cultural es como apagar unn incendio con nafta. Cuanto más se trata a los agresores como víctimas (otro favorito de la imbecilidad progresista) más agresivos se ponen, porque se sienten justificados por la misma víctima.
Los holandeses y suecos -pioneros y campeones de la tolerancia multicultural- ya le han dicho basta en las últimas 5 elecciones tras un reguero de homicidios -desde Olof Palme hasta Pym Fortuyn y Theo Van Gogh-
Yo agregaría que´las organizaciones como las Naciones Unidas o la OEA deberían concentrarse en (a) hacer que todos los nuevos miembros reconozcan formalmente los conceptos "universales" como condición para ser recíprocamente respetados y (2) eleven e incrementen los requerimientos comunes, incluyendo el respeto de las propias leyes.
Si uno lee las leyes iraníes o libias, parecería que son más democráticos que Suecia....
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