Tras 8 años de subsidios a las empresas para disfrazar un 36 % de pobreza estructural -clavada en los niveles de 2003-, disimular un 12 % de inflación anual en dólares que ha llevado los precios argentinos a los niveles de la Convertibilidad -precios norteamericanos- con salarios chinos y sostener un 38 % de voto cautivo para asegurar la permanencia en el poder y una vez depositados en masa los votos cautivos del sistema, el gobierno -como anunciáramos antes de las elecciones- lanza el consabido tarifazo y comienza a retirar los subsidios a luz, gas y electricidad.
Aún en esta medida inevitable, se comienza por afectar el gasto que los que trabajan no pueden eludir, sin tocar los 900 millones de dólares que se ha comido Aerolíneas Argentinas para seguir perdiendo 2 millones de dólares diarios volando aviones semivacíos con el doble de personal en tierra y paralizando los aeropuertos
Ni tampoco los 600 millones de dólares que se gastan para televisar partidos de fútbol con dinero de jubilaciones que va a parar a las arcas del eterno Grondona y su grupo de empresarios afiliados a la AFA
La fiesta de los subsidios -con la que se justificó el delirante presupuesto 2012 aprobado a sobre cerrado- usando entidades "colectoras" para mantener la contabilidad de las transferencias fuera del escrutinio de los organismos de control
Se ha dirigido a las empresas en lugar de los particulares, creando el doble efecto de impedir la inversión en infraestructura y servicios -Argentina ha pasado de exportar a importar combustibles, gas y electricidad- y sostener precios subsidiados con jubilaciones y ahorros ajenos para beneficiar a carteles monopólicos de proveedores locales sin competencia
Los que votaron por la continuidad del "modelo" se encontrarán con el coste bruto del mismo trasladado en forma creciente a todos los precios, pues los aumentos se trasladarán a precios reales de productos que requieren electricidad, gas y combustibles para generarse y llegar a góndolas y mercados -no a los que niega el INDEC- y en dólares clavados por el BCRA, llevando los niveles irrisorios de precios de 2001 a niveles insostenibles de precios de USA y EU con salarios medios de un 25 % de éstos.
Seguirá el transporte -con transferencias de subtes y colectivos sin fondos a la ciudad de Buenos Aires y las provincias- y con él, los paros y cortes que ya amenazan los crecientemente poderosos camioneros de Moyano.
La Argentina repite la historia de sus colapsos tras reelecciones plebiscitarias de 1952, 1974 y 1995.
El tren de carga del estado clientelista sigue acelerando hacia la estación default.
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Referencias
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