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Monday, December 13, 2010

Spivacow, el editor de America Latina


Un reciente libro de Judith Gociol rinde tardío pero justo homenaje al mayor editor latinoamericano del siglo 20, Boris Spivacow (1915-1994).


Representante de la generación de los cincuenta y sesenta que convirtió a la Universidad de Buenos Aires en una cuna de premios Nobel y tan inalcanzadas como perdidas proezas intelectuales, Spivacow publicó 11 millones de libros en Eudeba en tan sólo 7 años, y -tras la cadena de golpes militares de 1966 a 1976- continuó publicando casi 60 millones más a través del Centro Editor de América Latina, bajo el modelo de "un libro por el precio de un kilo de pan"

Los gobiernos militares quemaron toneladas de sus libros -como recuerda la fotografía del título de este artículo- y Spivacow respondió produciendo muchos miles de toneladas más de ellos, sumando series de fascículos y libros de venta en kioskos que formaron las bibliotecas de millones de argentinos y latinoamericanos.

Profesor universitario de Matemáticas y Lengua, ajedrecista, librepensador y empresario de izquierda, "comunista independiente" y salvador de todos los que no pensando como él publicó durante 60 años en editoriales donde se cobraba en sándwiches de miga traduciendo de ocho idiomas diferentes desde biología hasta música, Spivacow representa la clase de intelectual y emprendedor latinoamericano que todos añoramos y que recordara Adolfo Aristaráin en su memorable Roma:



Esa Buenos Aires mítica de los Spivacow y los Yanover, de los cientos de cines y librerías a la calle, donde los libros eran leídos y robados con devoción que hoy sólo merecen los autos y el paco, resplandeció durante las décadas del 50 y del 60 para luego ser reemplazada por el culto de la violencia autodestructiva de los setentas que hoy domina la Latinoamérica bolivarianizada del chavismo y el kirchnerismo.

Tanta más razón para recordarla y homenajearla.
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Referencias
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1 comment:

Horacio Quiroga said...

En el desierto inteñectual de la Argentina de los últimos años, se extraña a Spivacov como nunca. Gracias por recordarlo y por recordarnos lo que podemos ser si nos dedicamos a leer y estudiar -esos dos hábitos abandonados por el "progresismo" charlatán y chanta que domina la escena.