Según el consenso de los analistas de la economía china, la burbuja inmobiliaria ha comenzado a desinflarse, con miles de viviendas desocupadas que vuelven los precios de las propiedades insostenibles, llevandolos además a crecer con múltiplos sobre los salarios:
La apreciación del Yuan amenaza el superávit comercial - erosionando la base del "modelo exportador" chino- , la inflación por encima del 25 % anual genera un incremento de la pobreza y las tensiones sociales -que han llevado al Partido Comunista a prohibir la Internacional para evitar incitaciones al alzamiento-
Todos los indicadores chinos muestran niveles de recalentamiento típicos del estallido de una burbuja económica.
Dada la ausencia de estadísticas confiables, es de esperar que el gobierno chino y las empresas locales demorarán en aceptar las malas noticias.
El impacto en las commodities será significativo y creciente. Si se agrega una doble recesión en los otros dos clientes claves -Estados Unidos y Europa- el efecto será devastador.
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