Monday, December 21, 2009
Lecciones para aspirantes a dictador bolivariano
Para los gobiernos que controlan los medios, la caja y la calle a través de multitudes compradas e intimidadas, vale la pena recordar el final del matrimonio Ceaucescu.
Todo comenzó con un típico discurso, frente a miles de supuestos acólitos traídos en buses y agitando banderitas y cantando slogans del Partido. Repentinamente, movidos por las imágenes de niños desnutridos y abandonados en guarderías estatales desabastecidas "filtradas" por la TV occidental, los años de hambre -Rumania era el más atrasado y pobre de los países de Europa Oriental-, la muchedumbre comenzó a silbar al poderoso Ceaucescu, que no sabía qué hacer
La represión ordenada provocó miles de muertos, mientras el Ejército y los grupos paramilitares que Ceaucescu había organizado a través de los años disparaban contra la multitud y entre sí.
El final llegó cuando grupos rebeldes apresaron al matrimonio Ceaucescu y tras un juicio sumario, lo ejecutaron
Al conocerse la novedad, millones de rumanos llenaron la plaza para festejar
Así también había terminado uno de sus modelos, Benito Mussolini -el Chávez italiano-:
El 29 de abril de 1945, Mussolini y Clara Petacci -otra pareja del poder- yacían ejecutados en la Plaza de Loreto, donde la misma multitud que los había vivado ahora escupía sus cadáveres en una Italia donde no se podía encontrar un solo fascista...
El poder absoluto no sólo corrompe absolutamente: también ciega a quienes lo detentan, impidiéndoles ver la facilidad con la que el temor, el hambre y la adulación servil o impuesta embotellan odios y resentimientos que pueden convertir un rally de apoyo en una pira funeraria.
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