Barack Obama dio una lección de politica exterior realista y progresista en su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz 2009. Trazó una clara y equidistante línea separándose a la vez de la política beligerante de Bush -que buscaba imponer la paz con tropas de ocupación- y de la política claudicante de la Unión Europea - que daba clases de pacifismo tras producir dos guerras con 120 millones de muertos y vender armamentos a los regímenes de Corea, Irán y Venezuela-.
Tomó distancia así del "progresismo" europeo que rehúye defender a las víctimas de los genocidios de los Balcanes (llamando a las tropas americanas para pelear su guerra), detener con firmeza al delirante proyecto nuclear de Irán (que los tiene en la primer línea de fuego) y hospedar a los siniestros estafadores de los "derechos humanos" sesgados -que amparan a los genocidios de las FARC, los Montoneros y callan los abusos aberrantes (verbales y militares) de Chavez y sus seguidores-
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