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Wednesday, October 27, 2010

Argentina sin Kirchner: el precio de la suma del poder publico

Aturdidos por la inesperada noticia de la súbita muerte de Néstor Kirchner, los argentinos con memoria vuelven a evocar la jornada del 1 de julio de 1974, cuando un anciano Perón fallecía repentinamente, dejando a cargo del gobierno a su tercera esposa.

La magnitud del poder dictatorial que acumuló Kirchner desde 2003 excede desmesuradamente el que tenía el Perón de 1974: la suma de los "superpoderes" le permitía manejar la caja pública, dirigir al Parlamento, la Corte y los gobiernos provinciales, y a la hora de su muerte súbita, estaba en camino de controlar también los medios gráficos, televisoras y hasta el acceso a Internet.

Por el despacho de Kirchner -disfrazado de modesto diputado para aspirar a una segunda o tercera reelección- pasaban todas las decisiones -y conflictos- de gobierno.

Y dado su estilo de continua -y descontrolada- agresión a quienes se le oponían, también se acumulaban las tensiones que exhibe hoy una Argentina dividida como la de 1955 o la de 1974, por la reedición de las mismas políticas.

El poder absoluto corrompe, y además, suele terminar ayudando a autodestruirse a quien lo ejerce.

Kirchner pagó un precio altísimo por su estilo político y su forma de gobernar. Al expulsar de su gobierno a Lavagna -legitimo autor de la penosa salida del default catastrofico generado por su padrino -el justamente odiado Duhalde- para salvar los traseros de los gobernadores endeudaron a sus provincias bajo su guia- y reemplazarlo por una cadena de cadetes carilindos disfrazados de ministros de Economía, logró un poder absoluto sobre los fondos públicos y al mismo tiempo, inició una colosal expansión del sistema clientelista que lo tenía también en el centro de decisiones.

Todo el actual gobierno semeja un teatro de títeres bruscamente abandonado por el titiritero. También peligrosamente el Parlamento emasculado y la Corte y los gobernadores mendicantes.

Una vez más, una presidente-testaferro se encuentra con la viudez personal y política, rodeada de coros de sicofantes y ambiciosos "amigos del poder" que pronto -tras dedicar loas y lutos en el proceso de convertir a Kirchner en estadista, que es en lo que se convierten los políticos muertos y por ende inofensivos (valgan las loas que los mismos Kirchner dedicaron al pie del cajón de Raúl Alfonsín como ejemplo) comenzarán a abandonar la nave retirando previsoramente sus dólares e inversiones a cuentas reservadas en Uruguay o Suiza.

Más grave aún es el caos descomunal del "modelo" articulado personalmente por el propio Kirchner, en el que se pagan las tarifas eléctricas y los combustibles con jubilaciones, se usan reserevas del Banco Central para financiar "fútbol para todos", se mantiene en la calle colgados de "planes sociales" y "subsidios por hijos" a 2 millones de pobres y se deja a otros 3 millones vivir a un asalto cada 15 minutos frente a las narices de policías y jueces con órdenes de "no reprimir".

Las fuerzas que Kirchner desató e incorporó a su coalición de extrema derecha y extrema izquierda ya estaban en pleno proceso de centrifugado -otra probable causa de la tensión que lo llevó al infarto final- y no tienen ahora ni libreto ni controles para seguir -como los Lopez Regas, Lorenzos Migueles y Casildos Herreras que rodeaban a Perón y los Montoneros que lo habían comenzado a cercar tras fracasar en tomarlo por asalto-

La Argentina tóxica implantada por la prédica constante del enfrentamiento social y político del kirchnerismo se ha cobrado la vida de su mismo creador y -con esa propensión de la historia argentina a repetirse en forma cada vez más caótica- ´sigue su marcha hacia la desintegración como un tren de carga sin frenos.

En 1974 también la política clientelista del peronismo había ya puesto en marcha los fuegos inflacionarios.

Obsesionado con la permanencia en el poder, Kirchner redobló la apuesta al clientelismo y abrió de par en par la canilla del gasto -esperando o bien poderla cerrar en 2012 o que los que lo derrotaran electoralmente se hicieran cargo de la factura-

Como en 1974, su mujer carece del poder y la lucidez para corregir el rumbo, y la oposición también.

Pronto las ratas comenzarán -siempre previsoras- a abandonar el barco oficial, y las ratas opositoras -cegadas por su apetito- a tratar de abordarlo.

Y los sufridos pero no escarmentados argentinos, volverán con renovada energía a comprar dólares y ponerlos bajo el colchón, como los dientes para el ratón Pérez-

O tal vez, haya una verdadera sorpresa.

La Argentina es un Rolls Royce conducido por beduínos, pero un Rolls Royce al fin -con forma de rastrojero cargado de soja-

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Referencias

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6 comments:

George Orwell said...

Kirchner murio de superpoderes, no cabe duda.
Y el elenco que deja rodeando a Cristina no tiene nada que envidiarle al que le dejo Peron a Isabelita.

Francisco de Miranda said...

Nada mejor que este cimbronazo e incertidumbre para darse cuenta del peligro de la concentracion de los tres poderes en una sola persona.
La sabia Constitucion de 1853 lo habia previsto, creando contrapesos y distribuyendo las funciones entre tres poderes manejados por instituciones independientes.
Argentina es -como bien dice el articulo- un tren sin frenos yendo hacia otra catastrofe.
Es hora de que -pasado el duelo- el Parlamento reasuma sus funciones, anule los "superpoderes" y respalde a la Corte y que esta haga respetar las leyes y los derechos que Nestor Kirchner violo a su antojo.

Alberdi said...

Lo mejor que puede hacer Cristina Kirchner es -aprovechando su luto y la paralisis que deja el vacio de poder absoluto que tenia su marido (el presidente de facto de Argentina)- declarar una tregua y una moratoria en todas las iniciativas que crean conflictos esteriles -la guerra con Clarin y los diarios, el corte del servicio de Fibertel, tec.- y ordenar a sus ministros que se callen la boca y suspendan las agresiones verbales a otras autoridades.
Luego -si tiene algo de materia gris entre las orejas-, sentarse con toda la oposicion, la Corte y el Parlamento y acordar los necesarios cambios de rumbo.
Soy pesimista en cuanto a la "materia gris", pero optimista en cuanto a la "cura por aversion" del frenetico apetito de poder que le deja la muerte de su marido.

Alfonso Reyes said...

Tambien puede ocurrir, Alberdi, que el tiro salga para el otro lado y que Cristina Kirchner adopte una postura intransigente y reivindicatoria de la figura de su marido apoyándose en la larga lista de adulones y matones con los que se rodeaba: Moreno, Moyano, D´Elia, Bonafini y otros representantes de la derecha e izquierda hidrofóbicas a los que ambos cultivaban para mejorar su imagen.

El matete de subsidios y quitas perversas que Kirchner montó a pulso y según su humor o intuición del día va a ser difícil -si no imposible- de desmontar desde dentro.

Los precios de la soja -como sugiero-,las reservas del BCRA y fondos jubilatorios incautados que ya les dieron un soplo de oxígeno cuando entraron en casi cesación de pagos el año pasado lo van a seguir haciendo hasta Octubre si logran mantener la inflación por debajo del 40 %

Pero claro, una vez que se sequen las lágrimas -las sinceras y las muchas más de cocodrilo-, los cocodrilos que rodeaban al poder comenzarán los tironeos... comenzando por Moyano.

Raymond Aron said...

La suma del poder público requiere la complementaria resta de los poderes que lo controlan, comenzando por los ciudadanos, que con ella se convierten en súbditos mendicantes de la "monarquía" impuesta como dictadura civil.

Macedonio said...

Murió el perro, pero no se acabó la rabia. La hidrofobia autodestructiva que mantiene 36 % de los argentinos en la pobreza sistémica no sólo no se ha apagado, sino que podría volverse aún peor.
Las viudas son más peligrosas que los finados.