La crisis del Euro y el default de Grecia han servido para revivir otro de los mitos y leyendas que el populismo clientelista de Chávez y Kirchner ha cultivado para ocultar sus responsabilidades en sus respectivos defaults.Los aterrados griegos, portugueses, españoles e italianos que se indignan hace unos meses de lo que se alegraban durante los años del Euro fuerte y el ladrillo sobrevaluado están sufriendo el típico estado de trance psicótico característico de una brusca y humillante caída autoprovocada -algo que el politólogo de la Sorbona y Harvard, Dominique Moisi llamaba en su libro "La Geopolítica de las emociones" (que comentáramos en este Blog) el "sentimiento de humillación" propio de quienes han sufrido una brusca verguenza pública.
Como los adictos al alcohol, el cigarrillo o las drogas, los "indignados" necesitan negar toda responsabilidad en su desgracia. Tienen que ser fuerzas perversas externas sobre las que no tienen control y -sobre todo- tampoco se sienten responsables.
Y aquí entran en la escena del endeudado que ha vivido durante años por encima de sus medios acumulando deuda en su tarjeta de crédito -como en la del delirio del alcohólico que pelea con el cantinero porque ya no le sirve más alcohol- los que le han prestado ese dinero como villanos de su microdrama personal y callejero.
De poco sirve explicarle al agitado por una tan súbita como previsible bancarrota que la palabra "acreedor" no quiere decir "usurero" ni "buitre" sino que designa a quien puso el dinero que el endeudado (bien o mal) gastó y se comprometió a devolver.
De poco sirve también tratar de explicarle que acusar al FMI o las agencias de crédito que no prestan sino miden la solvencia del gastador es como acusar al funebrero por la tasa de mortalidad o pegarle al médico que diagnostica la cirrosis o romper la raqueta cuando se falla el tiro. De poco sirve recordarles que el FMI advirtió a Argentina sobre las consecuencias de no salir de la Convertibiluidad desde 1992 y que el mismo FMI presidido por europeos se comprometio a monitorear a la Comunidad Europea de las de hacer una unión monetaria sin unidad fiscal desde 2001.
Un acto de psicosis que podría ser transitorio si no fuera porque además el adicto al consumo, la deuda en euros en tarjeta de crédito, las jubilaciones a los 50 y la vivienda regalada, una vez en bancarrota es el blanco perfecto para los verdaderos y únicos "buitres" en esta escena dantesca: los políticos clientelistas que le vendieron los buzones de la moneda fuerte, el crédito instantáneo y barato y el derecho al nivel de vida de escandinavos, americanos, ingleses y alemanes con la ética de trabajo de Zorba el Griego y sus discípulos de las noches de birra, el buen vivir del paro y las rutas del bacalao.
Y los buitres no pierden tiempo en arengar e indignar al indignado por varias razones, tan importantes y obvias para quien ha recuperado la sobriedad como invisibles para el que se sigue negando a verse en el espejo:
- Han sido los gobiernos previos -con argumentos de derechas (moneda fuerte y sana para todos) o de izquierdas (jubilaciones precoces y vivienda y educación gratuitas y sin aportes)- los que han entregado al insolvente la tarjeta y le han vendido los buzones.
- Son los gobiernos los que ahora necesitan borrar sus huellas digitales de los ahorros que le han devaluado y de los bienes que incautarán con el default -que invariablemente elimina la deuda de sus cajas comunitarias y empresas nacionales y monopólicas de capitalismo de cuates y "acciones de oro" y se la transfiere mediante megadevaluaciones en moneda degradada a los engañados- derivando la "culpa" a los que prestaron y tendrán que sufrir un "corte de pelo" del 50 al 70 o 100 por ciento de lo prestado o a los referees como el FMI, el BCE o las agencias de calificación.
- Finalmente, son los gobiernos clientelistas y sus aliados de las economías controladas, los que quieren vender el siguiente set de buzones a los aterrados e idiotizados que indignan: transferir sus ahorros a bancos "nacionalizados" (léase a la caja del gobierno), votar por los mismos que crearon el colapso para luchar contra los invisibles demonios del "capitalismo", los "fondos buitres" y de todos los fondos, el "Fondo" (en cuyo directorio siempre se han sentado los mismos funcionarios de los gobiernos que lo acusan de todos los males que han provocado)
Bajo la psicosis del default, la negación y proyección de culpas dirigirá la ira de quienes contrajeron la deuda a quienes les prestaron, llegando a extremos de pedir que se investigue como deshonestos o incompetentes a quienes prestaron dinero a personas deshonestas, insolventes e incompetentes como las que tomaron y dilapidaron los fondos...algo así como el ladrón que acusa a quien le acaba de sacar la billetera de descuidado. O la mechera que -descubierta con lo robado y las manos en la masa, acusa de ladrona a la cajera que le reclama el pago.
Lo más peligroso de la psicosis pre y post-default es que pone patas para arriba la realidad por períodos prolongados, convirtiendo al insolvente en paria financiero que se enorgullece de pagar tasas usurarias al Banco del Sur, el de China o al mismo gobierno -en forma de inflación de dos dígitos y megadevaluación- antes que cumplir con los pasos requeridos para recuperar el crédito ante los justificadamente espantados prestadores estafados y los ciudadanos de países serios donde se trabaja hasta los 68 años, no se toman más de dos semanas de vacaciones y cada uno cuida de no atrasarse con los pagos de tarjeta de crédito para no perder su credit scoring.
Tarde o temprano -y las chances son más de lo primero que de lo segundo- la psicosis de la "indignación" dará paso a la depresión y la aceptación de la realidad necesarios para -como los alemanes de la posguerra que donaron media jornada de trabajo durante varios años para recuperar la economía destruída por el gobierno nazi que habían votado- recuperarse.
Entretanto, una somera consulta a los registros del verdadero caso de Argentina puede ser beneficiosa. Aqui agregamos dos referencias a los trabajos de Michael Mussa ("Argentina y el Fondo") y el economista (también del FMI) Vito Tanzi , quien explicaba en forma contundente la clave de la precariedad financiera que sigue afectando a la Argentina 10 años después del default:
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"La Argentina se encuentra hoy (2007) nuevamente en la situación de la década anterior, cuando un temporario equilibrio fiscal se sostiene mediante un excepcional nivel de presión fiscal y un incremento en la deuda futura" (Tanzi, V. Argentina: an economic chronicle)
Cuatro años atrás (2007), Tanzi explicaba el origen del problema fiscal argentino y su nefasto impacto presente de manera clara y contundente:
Cuatro años atrás (2007), Tanzi explicaba el origen del problema fiscal argentino y su nefasto impacto presente de manera clara y contundente:
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"Como ocurrió con gobiernos previos, tarde o temprano la actual administración deberá enfrentar el problema de resultados fiscales insostenibles generados por un rol del Estado en la economía que en una forma substantiva no ha cambiado. Ese rol requerirá más gasto público que el que el país puede financiar con ingresos genuinos." (Tanzi, V. Argentina: an economic chronicle)
El truco del default queda anulado cuando todos los gobiernos lo quieren aplicar al mismo tiempo -como Emmanuel Kant explicaba varios siglos atrás ocurre con todo acto inmoral que es, inevitablemente cuando se repite, también un acto estúpido-
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