Enfrentando una economia asfixiada por el gasto publico desmesurado -Lula triplico el gasto publico entre 2003 y 2011, duplicando el ritmo de crecimiento del PBI/GDP y por lo tanto transfiriendo ingresos del sector productivo al pensionado- y el costo de las pensiones estatales en las que se baso el modelo clientelista de su Partido (PT) y su predecesor (cabe mencionar que a diferencia de Venezuela y Argentina, que extraen fondos de magras jubilaciones para el "gasto social", Brasil al menos las usa para su fin original)
Dilma Rousseff ha iniciado un fuerte viraje hacia la unica salida economicamente viable: abrir la economia a inversiones en infraestructura dando garantias a inversores privados para acelerar la reparacion y construccion de puertos, puentes y rutas para sacar a tiempo y sin el "custo Brazil" las vitales exportaciones de soja y petroleo y para activar la trasnformacion de reservas en produccion y exportaciones efectivasA diferencia de la Argentina atrapada por una combinacion de corrupcion y dogmatismo en las crisis del ciclo económico populista, Brasil exhibe una vez mas su tradicion de políticas pragmáticas que ponen los resultados economicos reales y el progreso efectivo por delante de los ocasionales costos políticos.
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