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Thursday, August 6, 2009

Rodrigazo II

"La mejor definición de la locura
es repetir los mismos errores
y esperar un resultado diferente."
Benjamin Franklin


La historia argentina copia a la televisión: ante la carencia de nuevas ideas, recurre a repetir interminablemente las viejas series que todos conocen de memoria.

Del mismo modo que los productores televisivos sin ideas salen del paso con repeticiones de los viejos capítulos de Los Tres Chiflados que han sido vistos por tres generaciones, el final del disparate económico del "modelo" kirchnerista de cierre de exportaciones, importación de gas y trigo y subsidios al consumo a expensas de la producción exportable recuerda al "rodrigazo" en el que terminó la "inflación cero" de la era de Gelbard (1974) en el trágico final del tercer gobierno de Perón e Isabelita (1975-76).

El modelo de presidencia conyugal legado por Perón en 1974 ha sido fielmente continuado por los Kirchner del 2007, al extremo de que en ocasiones, las semejanzas hacen nacer espectros del pasado de tanta repetición de histeria incompetente (al menos Perón sabía sonreírle a su debacle) que el humor gráfico argentino no tarda en aprovechar:

El modelo del nacionalismo antinacional y antipopular se repite hasta en los rictus de su rigor mortis: economía a la deriva, aislada y asfixiada por un Estado parasitado por sindicatos y amigopolios, donde el gobierno -como el perro del hortelano- pasa de autoinyectarse botox estadístico en el INDEC al ciclo de anorexia-bulima de expropiar exportaciones para subsidiar importaciones.

Tras seis años de fiesta "progresista" en Puerto Madero y discursos setentistas de barricada para vestir de "justicia social" la más prolongada explosión de desigualdad y miseria de la historia argentina , la clase media despierta a la realidad arrollada por un alud de cuentas pendientes de luz, gas, combustibles y servicios que estallan con aumentos que duplican o triplican los que Celestino Rodrigo asestó a los incautos en 1975.

Como entonces, no hay "plan B" sencillamente porque nunca hubo "plan A", sino una receta de almacenero en la que dos mas dos son tres.

Sin la excusa del "ajuste neoliberal" o la posibilidad de culpar al "pérfido FMI", el tarifazo viene a demostrar que los ajustes en Argentina siempre vienen de adentro y por la misma razón: planes económicos tan "originales" como disparatados impulsados por la misma oligarquía que gana todo en la perinola nacional: el elenco estable y rotativo de empresarios amigos (de Menem a Kirchner) y sus funcionarios y legisladores comodines y vitalicios.

Para ellos son los subsidios, los cargos vitalicios y rotativos, la reelección indefinida, los superpoderes y los mercados cerrados y cautivos. Para los giles que los votan, los tarifazos, el desempleo y la violencia cotidiana de un futuro siempre seguramente peor que el presente, al ritmo del cual los dólares y las inversiones argentinas migran a los países limítrofes y al pérfido y desigual mundo neoliberal en el que existe ley y distribución predecible basada en el talento y el esfuerzo.

En el reino del revés del "modelo" económico kirchnerista, primero se pedía no consumir energía ni combustibles mientras se la regalaba y ahora se impide consumir energía y combustibles cargándolos de impuestos para importarlos.

Parafraseando un (mal) dicho de Quino, en este mundo bizarro "progresista", las fortunas se amasan impidiendole hacer harina a los demás.

En el mundo que prospera cada año del que Argentina formó parte hasta 1930, las fortunas se siguen amasando haciendo harina para que importen y remarquen los socialistas bolivarianos.

Los argentinos -duchos ya en recordar el pasado- han exportado durante los últimos dos años más dólares que los que el gobierno arrebata a los exportadores para subsidiar el cada vez más desequilibrado consumo interno -con uno de cada dos argentinos sin llegar a la canasta básica y uno de cada cien viviendo a su lado en torres de 7,000 dólares el metro cuadrado- y se preguntan si después de Los Tres Chiflados, como en el 75, vendrá otra serie pero de terror en un país polarizado por la verborragia confrontadora y clasista y sumergido en una pobreza estructural que amenaza repetir los caos de 1989 y 2001.


Ni lerdos ni perezosos, los Montoneros vuelven a la escena aliados con petrodólares de Hugo Chavez y Ahmedinajad y los octogenarios alcohólicos que manejan los fondos sindicales preparan nuevos paros generales mientras se aumentan el salario mínimo disparando aún más alto la desocupación para eliminar la competencia.

Mientras el mundo se recupera, el sidoso modelo economico de Argentina pasa de la Gripe A a la neumonía.
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Referencias:

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5 comments:

Macedonio said...

Estupendo Bioy: a Nestor Kirchner y Moreno les vendría bien dejarse el flequillo. Si no se parecen a Moe, seguro que recuerdan a Carlitos Balá.

Arlt said...

A diferencia de Larry, Curly y Moe, estos payasos hacen llorar.
Como ellos, uno extraña a los originales, que eran más auténticos.

Antonio Machado said...

Los Kirchner viajan en el tunel del tiempo siempre hacia el pasado, como parte de una generación que no supo ni quiere crecer.
Cristina tiene tanta necesidad de volver a 1973 que se ha inyectato botox en el cerebro.

Baldomero Fernandez Moreno said...

Una presidente postmoderna, diria yo, Machado: en aras de la igualdad de la mujer, sufre del síndrome de Peter Pan y para ser coherente, duerme con el Capitán Garfio.

Discepolin said...

El identificar y denunciar el modelo de ajuste "nacionalista" y populista es esencial.
Los autores de las mayores tragedias sociales argentinas -la hiperinflación de 1989 y la megadevaluación de 2002- son los ideólogos del nacionalismo revisionista que ajusta salvajemente y culpa a "la banca extranjera" o cualquier otro ente ajeno al país que no puede (ni tiene interés en) defenderse.
El "rodrigazo" fue el primero de los ajustes de este tipo que se repetirían en 1987 (cuando se cayó la Tablita), 1989 (hiper), 2002 (corralón y megadevaluación) y ahora, en 2009, con el comienzo de una tsunami de corrección de precios internos y pasado de facturas estatales a los particulares.
Chistes como el de Aerolineas cuestan ahora el entero ajuste de combustibles para mantener volando gratis a funcionarios y sindicalistas.