Noté que la conversación se animaba cuando dejamos de discutir de "política" -en la que todos diferían- para discutir sobre "políticas" -en las que todos coincidían.
Lo que no había eran datos sobre resultados: qué sirve, que no sirve, y -sobre todo- qué habría que poner en el "boletín de calificaciones" de nuestros gobiernos y sociedades para evaluarlos y para sacarlos buenos.
Me propuse darme una mano a mï mismo y recurrí a buscar ayuda de los expertos.
Más allá de los discursos y de las ideologías, existen varios índices recopilados por Naciones Unidas y Banco Mundial que permiten comparar el desempeño social de las naciones.
Aqui van:
Índice de Desarrollo Humano (HDI) - Naciones Unidas
El IDH está conformado por 3 indicadores clave:
- Expectativa de vida al nacer (salud)
- Educación (tasa de alfabetización y enrolamiento escolar)
- PBI por habitante
Este índice elaborado por el Banco Mundial de las Naciones Unidas clasifica anualmente a 178 países por su soporte de Capital Social para hacer negocios.
El índice DBR mide 10 variables clave para el desarrollo de empresas y negocios en términos de los costos, tiempos y normas que determinan la facilidad relativa para:
- Comenzar una PYME
- Obtener permisos y licencias para operar
- Emplear personal
- Registrar propiedad
- Obtener crédito
- Proteger inversionistas
- Pagar impuestos
- Comerciar a través de fronteras
- Hacer cumplir contratos
- Cerrar un negocio
Mide 10 factores similares como libertades:
- Libertad para crear y establecer empresas autónomas
- Libertad para exportar e importar
- Presión fiscal
- Nivel de intervención del gobierno en las transacciones comerciales, precios, etc.
- Emisión y manipulación del tipo de cambio
- Acceso a crédito, tasas de interés, protección del ahorrista
- Derechos de propiedad (incluída la intelectual)
- Corrupción
- Libertad de trabajo
- Libertad de comercio
En esta obra, publicada en 2006, los economistas de Banco Mundial explican el concepto de "Capital Social", que es ni más ni menos que la medición del apoyo -u obstáculos- que un sistema social provee a sus habitantes para producir: educacion, infraestructura, acceso a crédito, facilidades para producir, exportar, importar, contratar y garantías de cumplimiento de contratos, tiempos, precios, tipos de cambio. (por favor, almaceneros, industriales, agricultores, contengan el llanto hasta completar la lectura...).
El Desarrollo Humano medido por el IDH , el ingreso y el PBI son por lo tanto, una función del Capital Social medido por la facilidad para hacer negocios (DBR) y la libertad económica (ILE).
No se trata de elegir entre las fórmulas delirantes y extremistas de Alsogaray y Castells.
Muy por fuera de estas polarizaciones falaces y chabacanas en los que parece encasillarse el empobrecido debate de políticas e ideas argentinas está el consenso abrumador de casi toda la ciencia económica desde John Maynard Keynes a Gary Becker -Premio Nobel 1994-y Joseph Stiglitz -Premio Nobel 2001- y los ejemplos palpables de decenas de naciones con modelos exitosos que combinan Estados y Mercados eficientes: la España de Felipe Gonzalez, la Inglaterra de Blair, los países escandinavos, la Francia de Miterrand y Sarkozy, el Chile de Ricardo Lagos, el Brasil de Cardoso y Lula, por citar algunos de los múltiples casos de Estados organizados con Mercados eficientes que registran resultados altos en IDH, DBR, ILE, PBI y atraen pobres que escapan de las catástrofes sociales provocadas por el socialismo africano de Zimbabwe, el bolivariano de Venezuela o el default de las "amigocracias" Menemista y del PRI Mexicano.
Bernárdez lo sintetiza en esta cita:
“Un inmigrante Mexicano en los Estados Unidos es cinco veces más productivo que uno que permanece en México. A que se debe esto?. La respuesta no es la obvia: ‘Estados Unidos tiene más maquinarias o recursos naturales’. En realidad, de acuerdo con un remarcable pero poco conocido trabajo de investigación del Banco Mundial, es porque el estadounidense promedio tiene acceso a $ 418,000 en capital social a su favor, mientras que el Mexicano que permanece en México cuenta con un capital social de apenas $ 34,000.” (Bailey, 2007 )
El profesor C.K. Prahalad de la Universidad de Michigan explica en su reciente libro "El Tesoro al fondo de la Pirámide" cómo los países más pobres están saliendo de la pobreza mediante el desarrollo de sus mercados y actividades emprendedoras.
El Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus ha sacado a 50 millones de ultra-pobres mediante microcréditos (menos de 20 dólares) a mujeres emprendedoras de Bangla Desh, India, Africa y América Latina. El Banco Grameen no es una empresa de beneficiencia: los beneficiarios de créditos deben pagarlos. Y lo hacen con porcentajes de mora menores que los de los países desarrollados.
En pocas palabras: si empezamos a ponerle metas y medir resultados de las políticas en lugar de atarnos al carro de las ideologías es probable que tengamos mejores resultados.
Si Yunus y Prahalad han encontrado un camino para sacar a la India y Bangla Desh del fondo de la tabla de posiciones ignorando los slogans y partidismos políticos, tal vez sea hora de que probemos en América Latina.
Lo otro, ya lo conocemos.
En vez de "repetir el grado", probemos otra cosa.
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