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Wednesday, February 24, 2010

Ecuador en muletas: de la euforia petrolera al default clientelista

Las muletas en las que Rafael Correa volvió de Cuba son un inoportuno símbolo de los resultados del fracaso estridente del clientelismo bolivariano en Ecuador.

Después de endeudarse a cuenta de la renta petrolera -el modelo básico del populismo neofascista que se practica de Nicaragua a Argentina en el eje bolivariano financiado por Hugo Chávez-, Correa enfrenta ahora una caída de los ingresos combinada con una explosión de gasto público y reclamos de los pobres subsidiados -ahora adictos- a los que prometió progreso por medio de la "redistribución" en lugar del esfuerzo productivo.

Atrás quedaron los días de la euforia indigenista: en un reciente encuentro con campesinos en comunidades rurales andinas, Correa mezcló algunas frases en quechua -aprendido cuando trabajaba como estudiante- y fue respondido por los líderes quechuas en inglés con un resonante rechazo.

La realidad es que Ecuador enfrenta la perspectiva de un segundo default de su deuda -a pesar de que ésta es sólo un 21 % del PBI- dado que -tras demonizar al FMI por los problemas crónicos de la desquiciada economía ecuatoriana- debe pagar por crédito a China tres veces la tasa (7, 25 %) que pagaba al odiado Fondo.

Y como ha gastado a cuenta de una renta petrolera que ha caído un 50 % mientras el gasto clientelista -subsidios a los amigos del poder- se ha triplicado, ha visto declinar tanto sus reservas como su capacidad de autofinanciamiento mientras se encuentra instalado como paria financiero.


Como en otros países asolados por el clientelismo depredador que sustrae recursos de la economía productiva para volcarlos a los bolsillos de los funcionarios, amigos y mendrugos asistenciales a cambio de votos, Ecuador -pese a su condición de exportador de petróleo- debe importar energía y buscarla en plantas hidroeléctricas que -gracias al sistema perverso- nunca serán construídas, transformadas en fondos para campañas electorales y subsidios a grupos empresarios "socialistas" como la propia familia del señor Correa , cuyo hermano Fabricio es (como el de Chávez y la hermana de Kirchner) directo beneficiario del sistema de reparto.


Desatando un escándalo que Correa y sus funcionarios tratan de controlar culpando al propio hermano y alegando "no tener nada que ver" en la concesión de 100 millones de dólares en contratos de tercerización -es decir, la tan denostada "privatización"- y contratación directa sin licitación a Fabricio Correa.



Ecuador, tras caer en default de sus bonos soberanos -como Argentina en el 2002-, no puede aspirar a otro financimiento que el de los intereses usuarios que cobra el mundo "progresista" (China, Venezuela, el mercado abierto para morosos) que no bajan del triple de la tasa del FMI.

Y al caer el flujo de remesas de ecuatorianos refugiados en el "mundo capitalista e imperialista" -la segunda fuente de ingresos del quebrado sistema económico- por la crisis económica que celebraran en 2008 como una reivindicación de sus convicciones ideológicas, Correa -como Chávez, Kirchner y Ortega- se encuentra en quiebra y con los acreedores internos estafados golpeando a las puertas de palacio por comida.

Otro ejemplo por el absurdo de cómo la ideología suele ser la vaselina de la corrupción.

Como en todo carnaval que termina, se caen los disfraces y máscaras y se siente la resaca de los excesos.



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Referencias

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1 comment:

George Orwell said...

Significativo símbolo: el "golden boy" del eje Caracas-Habana termina en muletas y cubierto de escándalos por hacer negocios privados con dinero público y -mientras denigra las privatizaciones- practicarlas otorgando contratos de servicios petroleros a su familia.
Todo un ejemplo de la monumental hipocresía y corrupción de la izquierda, que siempre ha existido (vean cómo viven los Castro y sus funcionarios, los aserraderos del Partido Comunista en Argentina, los millones que se llevan los Kirchner y sus "secretarios" en casas, campos, represas y valijas) pero de la que no se habla -como de los presos cubanos-
La "fiesta" clientelista termina siempre mal.