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Tuesday, February 2, 2010

America Latina entre la democracia liberal y el populismo autoritario


En su libro "El futuro de la libertad" (2003, 2007), sumarizado en un articulo anterior The Rise of illiberal democracy (Foreign Affairs, 1997) el doctor en Ciencias Politicas y comentarista internacional Fareed Zakaria describe el lento proceso que llevó al surgimiento de la democracia liberal -aquella caracterizada por la combinación de gobiernos elegidos por la mayoría, regla de ley para proteger a las minorías y protección de la propíedad y los derechos individuales contra el poder de los gobiernos- en todos los paises desarrollados y en aquellos países en desarrollo que ostentan los ritmos de crecimiento más acelerados.

El otro camino es lo que Zakaría llama el populismo autoritario: el gobierno despótico de gobiernos instalados por elecciones que reforman las reglas constitucionales para reelegirse indefinidamente y por esa vía se tranforman en dictaduras civiles -caracterizadas por la "suma del poder público" en las manos de un líder político.

En el reino de las democracias liberales, el poder -indica Zakaria- está muy distribuido entre gobierno, individuos y sociedad civil y controlado y limitado por normas constitucionales, proteccion de los derechos individuales, controles recíprocos de poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial independientes- y términos claros de gobierno sin reelección que favorecen la alternancia pacífica de izquierdas, derechas y centros.

Gran Bretaña abrió el camino a la democracia liberal con el dictado de la Carta Magna de 1215 que limitó los poderes absolutos del Rey y la revolución de 1688 que dio acceso a la clase media al gobierno. Estados Unidos nació de hecho como una democracia liberal en 1776 y el resto de Europa lo hizo tras la derrota del fascismo en 1945 y del comunismo en 1989.

India instaló la mayor democracia liberal del planeta en Asia en 1947 con Gandhi y Sudáfrica reemplazó al apartheid con la democracia liberal de Nelson Mandela y sus sucesores.

El populismo autoritario. nos indica el Dr. Zakaría, surge habitualmente de la reacción desesperada a las crisis económicas - como la Gran Depresión de 1929-36 y la hiperinflación de 1924-30 que instalaron al nazismo en el poder en 1932 en Alemania, al fascismo mussoliniano en 1924 en Italia y las dictaduras de Franco y Oliveira Zalazar en España y Portugal en los años 30
- en la que grupos oportunistas ganan el poder culpando a minorías por la catástrofe -sean los judíos, los inmigrantes o algún otro grupo convenientemente demonizado para su proscripción-.

Este es el caso de la América Latina del eje chavista -Cuba, Dominicana, Nicaragua, (hasta hace poco Honduras), Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina- dominada por gobiernos populistas autoritarios que accedieron al poder en reacción a la crisis económica de los años noventa y sus subsecuentes devaluaciones.

Mientras Chile, Brasil y Colombia eligieron sostener sus democracias liberales, pagar su deuda y alentar el comercio y los mecanismos de mercado, los países dominados por el populismo autoritario incautaron los depósitos bancarios de sus ciudadanos -culpando al FMI- y megadevaluaron sus monedas para de hecho, maximizar la explotación de commodities -petróleo, cereales- o turismo y capturar para sus gobernantes la mayor parte de la renta exportadora a través de monopolios -públicos o privados- y retenciones e impuestos expropiatorios.

El populismo autoritario basa su poder en la distribución política de subsidios de los que pasan a depender los ejércitos de pobres y desempleados crónicos creados por las megadevaluaciones y l fuga de capitales hacia las democracias liberales.

Y el círculo vicioso de la pobreza así administrada provoca crisis cada vez mayores por la destrucción de las fuentes de riqueza y capacidades productivas creando la paradoja de tener que proscribir o coartar el consumo -racionamiento de alimentos, cortes de luz, sugerencias de tomar duchas de 3 minutos, etc.- cada vez más para poder sostener una capacidad productiva cada vez menor.

El modelo populista autoritario enfrenta a mediano plazo la rebelión social contra la opresión política y social y las miserables condiciones económicas, evidenciadas en las furiosas y crecientes rebeliones y manifestaciones en las calles de Venezuela, Argentina e Irán

Zakaria nos recuerda que hizo falta dos guerras mundiales y una Guerra Fría para acabar con el populismo autoritario del fascismo y el comunismo en Europa y Rusia.

América Latina se enfrenta a la disyuntiva de encontrar salidas pacíficas de retorno a la democracia liberal que permitan reconstruir las economías devastadas por el clientelismo y la destrucción de la capacidad productiva que provoca el populismo autoritario o caer en los estallidos y la violencia social que marcaron el fin del nazismo alemán, el fascismo italiano, el comunismo soviético y que hoy convulsionan las calles de Tehran y Caracas.

Para los países bolivarianos -donde la oposición ha sido silenciada o cooptada por la corrupción que caracteriza al sistema de subsidios clientelistas- encontrar una salida pacífica parece cada vez más lejano, ya se trate de los estudiantes enfrentando balas en las calles de Caracas



Sumidos en el caos continuo de las protestas sociales que paralizan las ciudades como Buenos Aires



O las batallas campales que estallan en todo Iran contra la teocracia fascista instalada en 1979



El enorme costo social de las convulsiones sociales y parálisis económicas que deja a su paso el populismo autoritario es la mejor medida del valor -a menudo ignorado- de la democracia liberal y representativa.
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Referencias

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1 comment:

Alberdi said...

Extraordinario trabajo, Reyes, gracias por su erudición y su claridad.
Y también por recuperar el significado de "democracia" y "liberal" de la denigración y confusión en la que quienes no creen ni en lo uno ni en lo otro quieren sumirla para seguir robando y estafando a la próxima generación de tontos.