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Thursday, February 25, 2010

Argentina y Venezuela: como funciona el modelo clientelista II: la fase de colapso y agonía

El modelo clientelista promocionado en los países del "eje bolivariano" como "progresista", "revolucionario" y "redistributivo" es en la realidad todo lo contrario:

1. Reaccionario y retrógrado: el modelo se basa en la explotación y exportación de recursos naturales o primarios producidos con mínimo nivel de empleo directo a sueldos bajos y devaluados.

El modelo "revolucionario" vuelve a la economía de Venezuela y Argentina a la estructura de principios del siglo 20, en la era "conservadora"

Con este modelo, Venezuela ha dilapidado su excepcional renta petrolera del período 2002-2008 -cuando el precio del petróleo subió de 22 dólares a 93 dólares por barril- observando una continua caída del PBI por habitante -hasta una contracción del 5,3 % durante 2009-

La explicación yace en el uso de los ingresos para programas de subsidios perversos que (a) consumen el excedente sin generar empleo genuino, (b) reducen la capacidad productiva al vaciar las empresas públicas y obras indispensables de exploración e infraestructura (a pesar de los descomunales rindes del período, Venezuela redujo su producción de petróleo de 3 a 2 millones de barriles diarios) y (c) ahuyentan las inversiones productivas generando caída mayor de la prodúcción e ingreso futuro (PDVSA expulsó a sus mejores técnicos e impidió la exploración)
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Las clásicas promesas electorales clientelistas se ven a diez años de chavismo, refutadas por la realidad:
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En el caso de Argentina, el excepcional salto del precio mundial de la soja -que hubiese impedido por sí sólo el default de 2001- fue la causa primordial del aumento del PBI entre 2002 y 2008.
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Sin embargo, la combinación de trabas y asfixia a los productores agropecuarios con explosión de subsidios a las empresas ineficientes o inviables -como los 900 millones de dólares a Aerolíneas para volar aviones semivacíos con el triple de personal por avión, los 300 millones de dólares para financiar transmisiones de fútbol por TV a pérdida o las compensaciones a empresas petroleras y energéticas por mantener precios de energía a niveles inviables de 2001 dieron lugar a que -a pesar de nuevos récords del precio de la soja- el PBI (GDP ) por persona cayera a partir de 2009-

La causa no fue la "crisis mundial" -que afectó también a exportadores comparables como Brasil y Chile sin que dejaran de crecer pagando tasas normales por su deuda -4 %- mientras Argentina debe pagar 15,9 % en el mercado de morosos al que está confinada por su autodestructiva jactancia en el "pagadiós" de 2002.
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2. Redistribución perversa: subsidiando al consumo de los ricos manteniendo a a la población atrapada en la pobreza del default
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Los subsidios pagados con exportaciones con la excusa de "reducir la pobreza" han crecido 8 veces mientras que la pobreza ha aumentado hasta alcanzar los niveles de 2003.

Tanto Venezuela como Argentina han recurrido a (a) alterar los índices estadísticos para ocultar la pobreza e inflación crecientes -Venezuela está en el 35 % de inflación y Argentina se estima que entra en el 30 % anual, mientras que Chile tendrá el 2 % para todo 2010-y (b) comenzar a quemar fondos jubilatorios, contraer deudas al 15 o 16 % anual -volviendo a tener niveles de deuda similares a los del default- y finalmente (c) tratar de incautar reservas de sus bancos centrales para pagar vencimientos de deuda cada vez más altos.
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3. El sistema clientelista funciona como una ratonera: los subsidios al consumo de ricos cada vez más ricos -la "boliburguesía" venezolana, los que viven en los rascacielos del "Dubai" de Puerto Madero- mantienen un ejército de pobres sostenidos no por empleo productivo, genuino o sostenible sino por tarjetas de racionamiento o subsidios-dádiva que no cubren la canasta de consumo disparada por la inflación.
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4. El modelo clientelista conduce a la quiebra del Estado y la economía: como ya se puede observar en todos los países que lo aplican, se produce (a) fuga de capitales, (b) fuga de inversiones a los países "normales" -Chile, Brasil, Colombia, Peru- y (c) paralización de la ya menguada actividad productiva por paros, cortes de energía y escasez de insumos para producir -ya que en su etapa terminal, estas "economías sin crédito" deben recurrir a cortar importaciones para mantener sus excedentes.
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Y estos cortes -que ya se observan notoriamente en Venezuela y Argentina- generan a su vez un achicamiento de la capacidad productiva incrementando la pobreza y la marginalidad que ya acosan a la mayoría de la población.
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Los "superávit" así obtenidos son más pequeños -de allí la desesperación por captar fondos de jubilaciones futuras, pensiones, ahorros y hasta de cheques (que paralizan la actividad económica y la vuelcan a circuitos informales haciendo caer aún más la recaudación impositiva en impuestos al consumo como el IVA o a los pobres como la inflación del "mercado negro")- y comienzan a generar el conocido escenario de protesta social y forcejeo por las migajas que quedan para sobrevivir.
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Las calles de Caracas y Buenos Aires se pueblan de pobres tirados en las calles, piquetes acampando para reclamar subsidios, paros de empleados públicos para pedir aumentos y mareas de delincuentes practicando la "redistribución forzada" del ingreso en un juego de suma cero que ha hecho crecer las tasas de homicidios y robos violentos a 5 veces las de los países "normales".
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El sistema entra así en su fase de implosión y agonía.
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Referencias

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2 comments:

Ayn Rand said...

"Colapso y agonía" definen bien el estado en el que dejan a sus países las políticas perversas del clientelismo demagógico.
Esperemos que se los lleve pronto puestos la crisis, para bien de sus víctimas.

Octavio Paz said...

Y el modelo está colapsando en Grecia, anticipando lo que se viene en Argentina. El "eje de los imbéciles" que vaticinaba el colapso del capitalismo yanqui no para de vender Euros para comprar dólares.