Y como consecuencia, su nivel de aprobación cayó a su nivel más bajo y la confianza de los americanos en la economía también -y ese es el número con mayor correlación positiva para pronosticar la recuperación económica-
Obama optó por congraciarse con los "históricos" de su partido priorizando la reforma de salud que venían buscando desde 1965 en medio de una violenta recesión y pagó un precio brutal al perder el voto crítico en la mismísima banca del fallecido Ted Kennedy -el símbolo histórico de esa cruzada fallida- en Massachussetts -el estado más demócrata de Estados Unidos- contra el ignoto Scott Brown, que ganó simplemente porque los votantes quisieron expresar un violento desacuerdo con las prioridades del Presidente (Massachussetts, por ejemplo, ya tiene cobertura universal en el Estado y no quiere pagar más impuestos)
Pero -como señaló el triunfador Brown- lo más importante de su victoria fue recordar a los demócratas que la banca de Massachussetts no pertenecía a su partido, ni a los Kennedy, sino a los votantes del Estado:
Y -como el 60 % de los americanos- los votantes que votaron por Obama -como los que votaron en contra- no quieren ahora aumentar el gasto público ni los impuestos, y están hartos de los sindicatos y los subsidios a General Motors, los bancos que jugaron al casino sus hipotecas colocándolas en "vehículos especiales" commoditizados -las que Warren Buffett llamó con la precisión de su humor sarcástico "armas financieras de destrucción masiva" y el clientelismo de Freddie Mac y Fanne Mae entregando créditos "NINJA" (No Income, No Jobs, No Assetts) a personas sin posibilidad de pago que desataron la crisis.
Y la respuesta populista a la crisis desató de inmediato la ira de los mismos votantes que saben que no se sale de una enorme deuda endeudándose más, sino reduciendo el gasto, y lo hicieron saber con una marcha de 2 millones de personas a Washington como culminación de los llamados "tea parties" - evocadores de los que en Boston, también protestando contra impuestos abusivos, desataron en 1776 la revolución americana:
Fareed Zakaria explica con más detalle porqué los americanos están furiosos con su gobierno -independientemente de su afiliación partidaria-
Obama no está perdido si sabe cambiar de rumbo y virar al centro, como hizo Bill Clinton en 1994, cuando perdió ambas casas del Congreso por el mismo motivo.
Pero debe hacerlo pronto y parece menos pragmático que su predecesor.
Su política exterior es ambiciosa y correcta, y su gestión para enfrentar la crisis ha sido adecuada pero insuficiente para bajar el 10 % de desocupación que es -para un país acostumbrado al 4 % y una economía que depende en un 70 % del consumo interno- inaceptable.
Y la forma más rápida de reactivar la economía es reducir los impuestos reduciendo el gasto público. Es decir, postergar la reforma sanitaria hasta que la economía permita financiarla.
El pueblo americano ha hablado con claridad y demostrado que está por delante de sus dirigentes.
Y como se sabe, si no los tiene a la cabeza, tendrá la cabeza de sus dirigentes.
Obama debe elegir la ruta de Clinton -y ser reelegido por apoyo popular- o la de Jimmy Carter -y ser un presidente de un sólo término divorciado de la realidad.
Es su hora de la verdad, como todo gobernante: demostrar si es capaz de escuchar, entender a los gobernados y rectificar el rumbo a tiempo.
Esa es la diferencia en Estados Unidos entre un "presidente de un término" y uno exitoso que es reelegido.
También una oportunidad para recordar y comprobar que las mismas fórmulas equivocadas producen los mismos fracasos y frustraciones -desempleo, desaliento a la producción, fuga de capitales- tanto al Norte como al Sur del río Grande. La economía -al contrario de lo que sostienen los sofistas que justifican los fracasos y desfalcos en las repúblicas bananeras por "idiosincracias"- es un sola en todas partes.
No se puede abolir la ley de gravedad simplemente porque la mayoría cree que volar es más barato que pagar por nafta o pasajes.
Ojalá los votantes de América Latina fuesen tan independientes y claros como los americanos.
Dejamos la palabra al sabio Paul Volker, el jefe de asesores económicos de Obama y quien como presidente del Fed en los ochenta abatió la inflación que había estallado durante el gobierno de Carter, haciendo que los americanos tomaran las medidas draconianas de reducción del gasto que recuperaron la economía:
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Referencias
- Aron (2008) Obama: progreso contra "progresismo"
- Gallup: Indices de aprobación de Obama y de expectativas económicas en USA
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2 comments:
Bien dicho y mejor explicado. Los americanos temen al endeudamiento que se ha alcanzado dejando subir el gasto público y usando las casas como alcancias. De ese modo el gobierno de Bush convirtió el superavit de 2 trillones que le dejó Clinton en un déficit de 8 trillones. Hoy Estados Unidos se encuentra con que China tiene un 7% de los bonos de su deuda y la pinchadura del mercado inmobiliario y la bolsa han vaporizado un 30 a 40% de los ahorros y activos de todos. Si sumamos el 10% de desocupación -que bajará lentamente hasta el fin del mandato de Obama- se entiende el dilema en el que está su gobierno.
Así y todo, coincido en que Obama se equivocó en dar prioridad a la reforma de salud por el lado de aumentar la cobertura sin reducir el costo sideral que tiene y afecta no ya a 30 millones sin seguro, sino a 130 millones que pagan el 40 % de sus ingresos para tenerlo.
Los americanos no quieren el modelo de Argentina -Bush fue como Menem y los demócratas son como los Kirchner- ni en broma, porque -a diferencia de los argentinos- tienen su futuro invertido en acciones de empresas privadas y sus empleos (reales) en ellas.
No quieren "Planes Trabajar"
Y se va a poner peor para Obama: se estima que va a quedar en minoria en ambas casas del Congreso y puede perder varios estados clave -entre ellos California-.
Lo que en perspectiva puede ser algo bueno. Milton Friedman solia decir (la ultima vez en una entrevista con Charlie Rose lamentando el dispendioso endeudamiento con gasto de Bush II) que para Estados Unidos y su economia lo ideal es un presidente Democrata en la Casa Blanca controlado por un Congreso Republicano.
Asi ocurrio con Clinton en 1994, cuando despues de fracasar con "Hillarycare" (la anterior version de reforma del sistema de salud) perdio la mayoria en ambas camaras y tuvo que virar al centro y reformar el sistema de beneficios a los pobres (welfare) y balancear el presupuesto, con lo que gano la reeleccion y dejo un superavit de 800.000 millones de dolares (que seria convertido en dos periodos de Bush II en un deficit de 5 billones)
Clinton dejo la Casa Blanca -a pesar de sus escandalosos escandalos personales- con 60 % de popularidad.
Veremos si Obama sabe (y puede) aprender y cambiar de rumbo a tiempo.
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