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Friday, February 5, 2010

Cómo funciona el clientelismo en la Argentina de Kirchner




El modelo clientelista no es una consecuencia del populismo autocratico practicado en América Latina sino una de sus causas y mecanismos de poder y sustento.

Implantado originalmente por el PRI de Mexico -donde aún los estados y los gobiernos locales viven de los "apoyos" que otorga discrecionalmente el partido en el poder -y que sustentan un 35 % del ingreso por empleos privados (subsidadios por el Gobierno con renta petrolera de PEMEX)- , el modelo clientelista ha sido instalado por Chávez en Venezuela, Ecuador (financiado con petróleo), Bolivia (financiado con gas y cocaina) y en Nicaragua y Dominicana (financiado con turismo y narcotráfico) y por el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina (financiado con retenciones a las exportaciones).

El caso argentino es particularmente elocuente.

Tras provocar en 2002 una masiva desocupación con una megadevaluación que redujo un 70 % los sueldos (bajándolos a "sueldos chinos" para sostener "tasas chinas" de "crecimiento") , incautó esa misma proporción de los dólares depositados en los bancos y rematar con un default que cortó el acceso a crédito a tasas normales, en 2002 el gobierno de Duhalde estableció por Decreto 565/02 que se subsidiara los Planes Jefes y Jefas de Hogar con retenciones a las exportaciones.

Tras 8 años de vigencia del plan y del decreto, en 2008 había inmutables 1,772.000 adultos votantes recibiendo los popularmente llamados "Planes Trabajar" -que en la práctica no se asocian con ninguna actividad productiva o empleo, salvo la participación en actos proselitistas-

Si agregamos las cifras oficiales -siempre sospechosas- del INDEC sobre empleo y subempleo y las del sistema clientelista, nos encontramos con que, a 8 años de implantado el sistema, hay un 26 % de la población que no tiene trabajo y depende de los fondos públicos.


A esta cifra, es preciso ni dejar de computarle 1,200,000 empleados públicos cuyo acceso y continuidad en el empleo depende también de favores politicos, y que se agregan al factor de poder del sistema clientelista, en lo que el los economistas Gustavo Lazzari y Martín Simonetta llaman en su reciente libro Economia K acertadamente "voto cautivo" .

Si analizamos el porcentaje de voto cautivo en las últimas elecciones presidenciales, nos encontramos conque representó un 18 % del total de votos emitidos -algo así como el tercer candidato por encima de Roberto Lavagna (16,91 %) y muy cerca de Elisa Carrió -la segunda con 23,04%-


(Clicke en el gráfico para ampliar)


Más significativamente, si sustraemos al candidato oficialista del gobierno -que maneja desde 2003 el sistema de Planes y el empleo público a través de punteros y los llamados "líderes piqueteros"- el 18 % de voto cautivo que crea usando fondos públicos con el sistema clientelista, nos encontramos conque Cristina Kirchner hubiese obtenido el 27,9 de los votos en lugar del 45,9 % que recibió, ganando aún así la elección por escaso margen, similar al que obtuvo su marido en 2003 (23 %) y a la realidad de su popularidad actual, a tres años de gobierno.

Desagregado por provincias, encontramos que el NOA tiene un promedio de voto cautivo del 30 % y que la decisiva Provincia de Buenos Aires tiene un 17 %, mientras que la díscola Ciudad de Buenos Aires apenas tiene un 7 % de voto cautivo.


Significativamente, la provincia de Santa Cruz -con una población inferior a la de Quilmes y un PBI per cápita igual al de Nigeria- muestra un colosal 23 % de voto cautivo de la renta petrolera (exportada en 1993 por Nestor Kirchner y aún bajo su control en un "fideicomiso" que nadie ha podido auditar)


(Clicke en el grafico para ampliar)


El modelo clientelista se completa con la sujeción de los gobiernos provinciales al gobierno nacional por medio de la captación de los recursos de retenciones y exportaciones -los únicos ingresos genuinos del país- y su distribución discrecional a los gobernadores y -por la base- a los punteros oficialistas.
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De este modo, Nestor Kirchner se asegura la "lealtad" de los intendentes y gobernadores y los votos de los senadores para aprobar sus "superpoderes" y los "Decretos de Necesidad y Urgencia" (DNU) con los que además de administrar legisla autoaprobando su acceso a los fondos públicos.
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Con la incautación de las jubilaciones privadas y de las reservas del BCRA el modelo clientelista argentino se pone a la par con el venezolano en control del 64 % del ingreso nacional sin otro mecanismo de restricción que la voluntad del gobernante.
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Los resultados están a la vista en el primer cuadro ilustrando la desocupación y pseudo ocupación:
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El sistema clientelista precisa producir y mantener votos cautivos y controlar los ingresos de la mayoría de la población para asegurarse la permanencia en el poder..
Y precisa mantener los ingresos de los involuntarios "empleados públicos" (incluyendo las empresas que reciben subsidios del gobierno a cambio de precios INDEC) lo suficientemente bajos como para (a) admitir una creciente afluencia de subsidiados arrojados del sector productivo por la asfixia económica y (b) permitir a la clase gobernante -jefes políticos, sindicalistas, testaferros y empresarios amigos del poder- apoderarse de una parte significativa de la renta que se exhibe como botín de guerra en el "Dubai" de Puerto Madero, a pocas calles de las villas 31 y 31bis que lo financian.
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En estos días se habla en Argentina de "reforma política". Podría suponerse que se discute la eliminación de este monstruoso corset de plomo y corrupción que hunde al país.
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Pero no, lo que se discute es cómo financiarlo, ampliarlo y compartirlo.
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De allí la Argentina que se hunde en la miseria y desigualdad tercermundista mientras sus vecinos Chile, Brasil y Uruguay la reemplazan ingresando en el mundo desarrollado y reproduciendo la vasta clase media que alguna vez la caracterizó del mismo modo que se generó en Argentina: mediante la liberación de las fuerzas productivas de la rapiña y la búsqueda de renta de los gobernantes de turno.
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Referencias
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3 comments:

Discepolin said...

Gracias Quiroga, por exhibir en toda su abyecta miseria la realidad en la que se apoya el "gobierno popular" más odiado de la historia argentina y en general, la básica falsedad y corrupción del populismo bolivariano.
La palabra "dictadura" se asocia incorrectamente en nuestras republiquetas bananeras con uniformes y botas de caña alta al estilo nazi.
Se olvidan que los romanos inventaron el término y el cargo de dictador dando plenos poderes a un senador vitalicio.
Suena conocido? Parece que Néstos y Cristina se recibieron con cuatros pero estudiaron su Derecho Romano...
Gracias también por mostrar los números que explican cómo esta incapaz se alzó con la presidencia.

Macedonio said...

Este es un artículo fundamental para entender la "aritmética electoral" que elige y reelige a la pareja real más impopular de la baqueteada historia argentina. No sólo no los quieren el 70 % de los argentinos: los detestan.
Pero o bien votan a candidatos con la misma bosta ideológica en la cabeza, o bien tienen que seguir la carnada del choripán para llegar a fin de mes.

Nalé Roxlo said...

Creo que si el voto cautivo hubiese sido libre, probablemente Cristina no hubiese tenido la mayoría, porque se habría ido hacia la izquierda o las fórmulas anti kirchneristas -que son muy populares entre los que sufren las cotidianas humillaciones del "voto choripán" y el agitar de banderitas y cortes de calle para cobrar subsidios-.
Aún si hubiese tenido la mayoría de ese voto, no hubiese alcanzado para el 40 % con el que se protegen el tujes de un mano a mano en segunda vuelta.