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Sunday, January 15, 2017

Lecturas recomendadas 62: Punteros, Malandras y Porongas: Ocupacion de tierras y usos politicos de la pobreza de Jorge Ossona




Jorge Ossona, profesor de Historia de la Universidad de Buenos Aires ha publicado un excepcional trabajo de investigacion sobre el uso politico de la pobreza y el clientelismo en la Argentina de 2003 al presente publicado por Sigo XXI con el titulo de "Punteros, Malandras y Porongas: Ocupacion de tierras y usos politicos de la pobreza" que recomendamos leer a quienes leen nuestra serie de articulos sobre el clientelismo y las "dictaduras electivas" de America Latina y en particula, Argentina.



Ossona investigo con datos empiricos y entrevistas las villas del conurbano de Buenos Aires a partir de 1995 y hasta 2008. cubriendo la historia previa de los asentamientos desde el retorno de la "democracia" -que ponemos entre comillas por lo que el estudio revela tiene de ilusorio- y sus crisis.

Surge del estudio de Ossona la evidencia de que en Argentina ha habido una progresiva y acelerada corrupcion de las instituciones -es decir, no de edificios u organismos sino de leyes y reglas de juego (la "regla de ley")- promovida y explotada por los partidos populistas -tanto el Peronismo como el Radicalismo en sus versiones menemista, kirchnerista y alfonsinista- por medio de no solo la compra de votos sino por el vasallaje de los mas necesitados, sometidos a rendir asistencia a actos y cometer delitos -desde cortes de calles y ocupaciones de tierras a saqueos e incluso robos y homicidios- . 

Los grupos -llamados "agrupaciones"- son manejados feudalmente por una estructura de lideres politicos devenidos en una mafia escalonada en niveles de "punteros" (los que coaccionan el voto por promesas de vivienda o ingresos), "porongas" (los violentos que dominan barriadas por la fuerza a partir de grescas en el futbol barrial) y "malandras" (los que dirigen el trafico de drogas y la venta clandestina de mercaderia robada y propiedades usurpadas o publicas).

Esta estructura esta a su vez controlada por sucesivas capas de funcionarios municipales, provinciales y nacionales (hasta los presidentes) elegidos por medio del voto cautivo que ya calcularamos y explicaramos en otros articulos publicados en este Blog (y que pueden encontrarse por palabras clave en el buscador del Blog)

He aqui algunos parrafos del libro que son autoexplicativos y muestran con ejemplos concretos el grado de deterioro social y politico de la Argentina actual:


"La ocupación de tierras vacías, fueran de propiedad pública o privada, se convirtió en una de las modalidades más notables de movilización popular durante la nueva era democrática, iniciada con la presidencia de Raúl Alfonsín en 1983. Juan Carlos Alonso, dirigente territorial de Villa Fiorito, localidad ubicada al noroeste de Lomas de Zamora, en el sur del Gran Buenos Aires (Argentina), y uno de los protagonistas de la saga que abordaremos en este libro, nos señalaba al respecto: Una ocupación es una operación técnica: sólo se requiere una “banda” más o menos organizada que se radique en lugares estratégicos del nuevo “territorio”. Cuando los primeros “punta de lanza” ocupan sus zonas y delimitan los terrenos, un aluvión de cientos, a veces miles, de “hormigas” se pone en acción para hacerse de uno o de varios terrenos hasta que la operación se agota, casi siempre al atardecer. […] La condición para que todo eso no se desmadre es saber quiénes son los “porongas” de las bandas que se enganchan, con cuántas familias cuentan, qué buscan. […] Lo ideal es llegar a un acuerdo, porque si no, hay que “depurar” […] o “ser depurado”. […] Si al día siguiente el asentamiento se estabiliza, entonces comienza la segunda etapa: la de la aceptación del hecho por el gobierno. Por eso, las ocupaciones se hacen siempre los viernes para poder negociar el fin de semana con los políticos municipales, a ver quién “tiene los huevos” de hacerse cargo del desalojo. Si las cosas se hacen bien, el lunes se pueden terminar dando vuelta las cosas y tenerlos negociando apoyos para los distintos quioscos municipales con sus socios “punteros”, policías, inspectores y jueces incluidos. Así, si las autoridades de turno toleraban el asentamiento, al poco tiempo comenzaban las clásicas tareas de urbanización. Pero las urgencias de la comunidad siempre suscitaban nuevos matices: No basta con pedir los servicios públicos, delimitar terrenos y trazar calles de acuerdo con la imposición de la “estructura”: hay que garantizar la subsistencia de cientos de familias sin techo, sin agua y sin alimentos que se disputan la tierra. La verdadera dimensión de esas dificultades radicaba en que a cada toma inevitablemente subyacía un mapa de solidaridades fragmentarias difíciles de interpretar a simple vista.
Una vez llevado a cabo el operativo de ocupación, todos debían encolumnarse verticalmente detrás de un caudillo con experiencia para negociar con el municipio las políticas de emergencia. Al respecto, Alonso concluye: La “estructura” exige, después, la representación del conjunto en una nueva institución intermedia de la que el jefe se convierte en el “presidente”. El nuevo territorio queda así encuadrado por la “institución madre”. Ahí se termina la técnica y comienza la “conducción”: la “arquitectura social” del barrio.

Los nombres de los barrios resultaran familiares para los argentinos aunque no conozcan a los personajes que los crearon y controlan los episodios de violencia social y servidumbre de los que la tristemente celebre Milagro Sala y su "agrupacion" (como se llama a las poblaciones sometidas por delincuentes) "Tupac Amaru"  son ejemplos mas notorios.

En esta cienaga de los barrios y villas controlados como Villa Fiorito (uno de los que este estudio detalla) la  dominacion se instala por tres canales: la ocupacion de tierras, la entrega de subsidios sociales y el futbol de barrio -que alimenta la estructura mafiosa de los "clubes" y sus "barrabravas" que a su vez financian la politica a nivel local-. Aqui una muestra de lo que revela el estudio:
"En los grandes centros urbanos, los ecos de este reordenamiento profundo del mundo laboral suburbano se hicieron perceptibles a través de las “barras bravas”, los puestos de venta callejera, el “cartonerismo” y diversas formas delictivas.
Nuestro trabajo de campo apunta a comprender la traducción política de este proceso en Campo Unamuno, una pequeña pero crucial porción territorial situada en una de las zonas más bajas y menos habitables de la localidad lomense de Villa Fiorito, escenario de sucesivas ocupaciones masivas durante los años ochenta y noventa. Su origen en zonas vecinas más antiguas nos permitió comprender la genealogía de sus redes comunitarias, que luego fueron proyectadas y yuxtapuestas en los nuevos asentamientos. Hemos considerado cada una de estas tomas como una unidad de análisis debido a las ventajas que ofrecen en tanto laboratorios de distintas modalidades de organización basadas en sus respectivos criterios de disciplinamiento interno.
Mientras que en las primeras tomas continuaban vigentes los sueños de remisión de la nueva pobreza suscitados por las ilusiones democráticas de los años ochenta, en las segundas la pobreza ya se concebía como un fenómeno irreversible, generador de nuevas identidades y concepciones del mundo.
En el primero abordamos el caso del asentamiento Eva Perón, una ocupación realizada en 1984 desde antiguos barrios obreros de Villa Caraza, situados en el extremo oeste del partido de Lanús y limítrofes con la localidad lomense de Villa Fiorito. Cabe señalar que la desocupación imperante y extendida hizo que aumentaran, con renovado profesionalismo, ciertas actividades delictivas de larga data en la zona. El fútbol de potrero, a su vez, ofrecía a través de sus clubes y canchas importantes ámbitos de sociabilidad a pobres y desocupados. Así, la idea de fundar un asentamiento regido por las prácticas y los valores de la “mala vida” y del deporte constituye el eje de este capítulo, cuyos protagonistas son “El Pampa” Samuel, un futbolista amateur, y “Maguila”, un “escruche” aspirante a delincuente profesional.
La ola de ocupación avanzó, cuatro años más tarde, en dirección al sudoeste, más específicamente, sobre el territorio contiguo a Campo Unamuno en Villa Fiorito. Estos episodios constituyen el núcleo del segundo capítulo. Sus protagonistas fueron los Ibáñez, líderes de una red familiar de jóvenes paraguayos cuyos padres, huyendo del régimen de Alfredo Stroessner, se habían radicado en la Argentina veinte años atrás en un perímetro de treinta y tres manzanas. Los epicentros de la sociabilidad, en este caso, fueron la sociedad de fomento y la capilla."


Así surgen estructuras informales que son las "bases" del sistema de dictadura populista (como llamamos aquella instalada por elecciones basadas en coacción de los votantes por via de la dependencia y precariedad económica aquí descriptas).

El proceso de corrupcion populista -como ya explicaramos pero el estudio demuestra- se da de "abajo hacia arriba", comenzando por el control de tierras y personas sin empleo -en su mayoria inmigrantes internos o de paises limitrofes huyendo del hambre y el desempleo- por medio de violencia fisica, manejo de fondos publicos y delitos varios -de la prostitucion hasta el robo de automoviles y el trafico de drogas-.

El proceso comenzo en la era de Menem (1989-98) y de "abajo para arriba", mediante ocupaciones de tierras publicas, cortes de calles y "liberacion" de calles del control policial (llamado "represion") que progresivamente convirtio a las comisarias en centros de coordinacion y recoleccion de fondos del robo y el narcotrafico:
"La ola de ocupación avanzó, cuatro años más tarde, en dirección al sudoeste, más específicamente, sobre el territorio contiguo a Campo Unamuno en Villa Fiorito. Estos episodios constituyen el núcleo del segundo capítulo. Sus protagonistas fueron los Ibáñez, líderes de una red familiar de jóvenes paraguayos cuyos padres, huyendo del régimen de Alfredo Stroessner, se habían radicado en la Argentina veinte años atrás en un perímetro de treinta y tres manzanas. Los epicentros de la sociabilidad, en este caso, fueron la sociedad de fomento y la capilla.
Hacia mediados de los años ochenta los Ibáñez organizaron un original sistema de cooperativas de construcción que atenuó los problemas laborales de cientos de vecinos. Su acción comunitaria, sin embargo, quedó circunscripta en cierto modo a la moral de una militancia religiosa que los condujo a imaginarse artífices de una mítica “comunidad cristiana” prístina y reconciliada, escindida de las espurias estructuras políticas y religiosas oficiales. Pero el descongestionamiento y la consiguiente urbanización de su hacinada villa requerían la ocupación en un espacio estratégicamente ubicado en la zona más alta del Campo Unamuno.
El 1º de Octubre de 1988 se consumó la primera toma en el mencionado predio de la jurisdicción lomense. Para entonces, la militancia religiosa de los Ibáñez había confluido con la política en un peronismo comunal decidido, hacia las postrimerías del primer ciclo democrático, a ordenar territorialmente sus apoyos electorales.
La marea ocupadora prosiguió en 1992 hacia el norte del Campo Unamuno, sobre una región menos habitable y más contaminada por residuos industriales.
En la segunda parte del libro, en el capítulo 4, históricamente ubicado a principios de 1998, volvemos a encontrarnos con “Maguila” y “El Pampa”, en esta ocasión, involucrados en la toma de 3 de Enero, la porción nororiental del Campo Unamuno. En la nueva ofensiva, los viejos referentes se fusionaron con operadores de base opositores y con organizaciones paraguayas dedicadas a la especulación inmobiliaria y el tráfico de marihuana, de personas, y el robo de automóviles. La relevancia de la cultura carcelaria en la socialización de numerosos jóvenes, la idealización de los “capos” emisarios del narcotráfico como modelos de realización individual, y la importancia de los medios de comunicación como escenario de disputa entre facciones políticas son las pautas que permiten evaluar algunos nuevos aspectos de la cultura política barrial.
El capítulo 6, por último, plantea el estado de situación de los poderes territoriales hacia fines de la década de 1990, ya en vísperas del fin de ese ciclo peronista y de la nueva crisis social de fines de 2001. Por entonces, se fueron trazando los primeros lineamientos de la nueva política barrial de esta crucial toma lomense, que se implementarían con toda su fuerza durante la década siguiente. Por último, cerramos el libro con algunas reflexiones sobre los caracteres que cobró allí la ciudadanía y la politización."

Los recientes incidentes con manteros en Once -cuidadosamente orquestados- son solamente una manifestacion mas de la corrupcion de la "protesta social" que ha utilizado el populismo peronista desde su primera derrota en el retorno de la democracia en 1984.

Las propuestas sirvieron de sustituto de los golpes militares para hacer renunciar a dos presidentes electos por el voto -Alfonsin y De la Rua- e instalar gobiernos populistas -en sus versiones de "derecha" endeudadora y privatizadora menemista y de "izaquierda" defaulteadora y "estatizadora" kirchnerista- dandoles "superpoderes" y parlamentos dociles.

Los piquetes y las villas se multiplicaron sostenidos por una pobreza que trepo del 15 % historico al 52 % en 2002 (tras una megadevaluacion del 70 % de ahorros y sueldos) para estabilizarse desde 2003 al presente en 36 % (+/- 5 % ver nuestras estadisticas) hasta el presente.

Ossona ha publicado en Clarin una nota esbozando los temas del libro que agregamos a este articulo publicado previamente como referencia, segun  nuestra practica habitual.

No hay salida para Argentina sin desmontar el sistema clientelista perverso que aun controla "territorios" con "caciques" como Milagro Sala y pobres como los grupos piqueteros que controlan los subsidios y planes sociales. Desmontarlo, claro, requiere poner en marcha la economia real mas alla de las providenciales cosechas agrarias y los muchas veces anunciadas inversiones petroleras -estas ultimas totalmente supeditadas a la salida de la perpetua paralisis del piquete y la "protesta" de la que vive la mafia clientelista y la mayoria de la dirigencia politica local y nacional.

Seguiremos publicando y recomendando estudios de campo que revelan la gravedad de los problemas sociales que instala el populismo y mostraremos los caminos alternativos de salida.

Para Argentina, ya en bancarrota por segunda vez por el populismo (en los noventa fingiendo ser "de derecha" y luego fingiendo ser de "izquierda" pero llamativamente con los mismos dirigentes y partidos en el poder) se presenta una oportunidad de salir de la trampa, pero enfrentando un gigantesco y perverso sistema social y politico que haa destruido las celulas basicas del tejido social.

La nota optimista viene -paradojicamente- de la crisis economica heredada: no hay fondos para sostener el sistema del que dependen mas del 54 % de la poblacion de un pais en el que hay 11 millones de dependientes y solo 9 millones de contribuyentes a las arcas sociales.

Es por eso que el peronismo y el kirchnerismo en lugar de impulsar un "golpe callejero" como los de 1989 y 2001 han optado por dejar la crisis en manos del gobierno del partido que los derroto, apostando a negociar espacios de poder tras las elecciones legislativas.

Para otros paises de America Latina -como Venezuela o Cuba- la salida parece una explosion aun mas dramatica.

Seguiremos publicando para quienes quieran profundizar y encontrar causas y salidas reales de los problemas.
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Referencias
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