
En una nueva vuelta de tuerca de la campaña delirante del kirchnerismo contra los periodistas disidentes, la frenética Hebe de Bonafini montó un "juicio político" en ausencia a los periodistas que el régimen considera indeseables, acusándolos y condenándolos en tiempo récord por aclamación de las 200 personas allí reunidas.
Confundiendo a los Gomez Fuentes con los que apoyaron a Menem y a éstos con los que lo criticaron al extremo de recibir amenazas y denuncias -como Morales Solá- llegaron a incluir a Magdalena Ruiz Guiñazú, una de las primeras en entrevistar a las Madres por televisión en plena época de Videla, olvidando los elogios que en aquel entonces le dirigieran
Los afiches anónimos mostrando caras y nombres de los "condenados" antes del "juicio" que empapelaron la ciudad de Buenos Aires en la semana previa eran una verdadera invitación a la versión de linchamiento que el régimen kirchnerista ha utilizado durante 8 años para perseguir a sus críticos y amedrentar incluso a los estadígrafos del INDEC dentro y fuera de las paredes del Instituto
La historia no es nueva, sino típica de quienes no luchan contra las dictaduras sino para establecer otras. Los juicios de Moscu de 1932 a 1938 son el modelo de lo que trataron de organizar en la Plaza de Mayo: condenas previas al juicio en los medios, negación de la defensa y participación de los acusados, "tribunales" presididos por enemigos políticos:
Ya Trosky -a pocas semanas de ser "silenciado" con una pica de hielo en la cabeza por un sicario de Stalin (la "ley de medios" del "progresismo" de la época)- denunciaba en inglés (y con el canto de fondo de un gallo del gallinero de Diego Rivera y Frida Kahlo) en su exilio mexicano lo que se veía venir
Rusia aún recuerda los 15 millones inmolados en los Gulags para opositores
Y Huber Matos recuerda lo que hizo Castro con 20 años de su vida
Como hoy las damas de blanco son atropelladas hoy por la dictadura castrista
La degeneración y degradación de la causa originaria de las Madres de Plaza de Mayo -buscando a sus hijos y denunciando los secuestros, torturas y juicios sumarios implantados por la dictadura militar de 1976-82- lleva a un sector minúsculo que ha cooptado el nombre y sigla dirigido por la frenética Bonafini a pasar de denunciar violaciones a los derechos humanos y la justicia a cometerlas.
Convertidas en un grupo de choque del régimen kirchnerista y en una inmobiliaria codirigida por el parricida Shocklender (valga la paradoja freudiana), los exabruptos descontrolados y las exhortaciones a la violencia cargadas de expresiones de odio e insultos con lenguaje prostibulario revoleados "a la marchanta" se han vuelto una penosa realidad cotidiana.
Bonafini siempre está lista para insultar a quien le indiquen.
Julio Cobos -el vicepresidente de Cristina Kirchner- y el Parlamento:
A Uribe, presidente de Colombia
Los productores agropecuarios
Contra Susana Gimenez cuando critica la grotesca inseguridad en que vive la Argentina y los que cortan rutas -cuando son chacareros en lugar de piqueteros oficiales-
El furor del régimen por negar la realidad y amedrentar a quienes la pueden revelar -de periodistas y diarios a estadígrafos- ha descendido a la incitación al linchamiento -método que ya tiene una versión más cotidiana en los "escraches" orquestados con barrabravas pagos en calles, Ferias del Libro y cualquier parte de la vía pública.
Los únicos escrachados son los que organizan los escraches.
A estos aprendices de izquierdistas, les vendría bien recordar las palabras que Bertolt Brecht hace decir a su Galileo:
"Hereje no es el que arde en la hoguera
Sino el que la enciende"
Vale la pena citar los que dijo Arthur Miller al respecto en Las Brujas de Salem
Y las memorias americanas del senador McCarthy, donde un senador terminó con sus juicios de "caza de brujas" diciéndole a McCarthy algo que se aplica a la Bonafini y sus secuaces pero nadie en Argentina tiene los cojones para decir en público: "señor, tiene usted algún sentido de la decencia ?"