Tras gastar más de 950 millones de dólares en comprar las transmisiones de fútbol por TV y lanzar el mega deficitario "Fútbol para Todos" (
que ahora cuesta 1,300 millones de pesos anuales mantener y que el 72 % de los espectadores rechaza)-con el que los sufridos argentinos pudieron sufrir goleadas contra Bolivia (0-6) y la paliza de la descalificación en cuartos de final contra Alemania (0-4), más los insultos y arrebatos de Maradona, el Gobierno -preocupado por el malhumor de los hinchas con el descenso de River, decidió resolver el problema poniendo a todos a jugar en ña "B" y creando un torneo de 38 equipos en bancarrota.
Lo que no pensaron a tiempo -como en el caso de las tres últimas palizas electorales a manos de iracundos bonaerenses (2007), porteños y santafecinos (2011)- fue en las consecuencias de tocarles una vez más el fútbol a los sufridos pero no ciegos millones de argentinos que tienen en el domingo una salida del Halloween continuado en el que viven.
Ni los riverplatenses ni los demás amantes del deporte nacional sintieron otra cosa que indignación por la degradación de su torneo, que simboliza el criterio de "progreso" del "progresismo" careta de Fito Páez y Carta Abierta: si la realidad tiene cara de cerdo, pintémosle los labios y démosle un premio de belleza.
Si no podemos saltar tan alto, bajemos la barra hasta que pase la Farolera caminando... como pasan de grado en las escuelas primarias argentinas -según reflejan sus
patéticos resultados en el índice PISA-
Si el fútbol que se ve no interesa, ni sirve, ni clasifica, ni emociona a los mismos hinchas que ven a su equipo recibiendo el descenso como una corona de laureles arrebatada del quiosco por un ratero, no importa, porque lo "ven todos"
Todos los que el gobierno considera tan estúpidos que ni siquiera les puede tener "asco".
Todos los que el gobierno espera que voten por "el modelo" de lo que hacen con el circo deportivo extendido a todo lo demás, a cambio de choripanes, viviendas ocupadas, combustibles y energías subsidiadas para los habitantes de Puerto Madero, 34 % de pobreza sistémica que tratan de sedar con planes o campeonatos de "primera B" para todos.
Porque de la "A" no queda nada, ni en fútbol, ni en economía, ni en cultura.
El error que vuelven a cometer los mariscales de las recientes y consecutivas derrotas electorales, es no darse cuenta que al 80 % de la población no le interesan las sutilezs ideológicas ni la retórica de asamblea universitaria con la que pretenden cubrir con humo la ausencia de razones, sino sencillamente la cosas concretas:
- Seguridad
- Costo de vida
- Pobreza
- Corrupción
- Fútbol
Y en esta serie de 5 verdades que definen las elecciones (especialmente en segundas vueltas), se siguen sacando ceros promoviendo y justificando ocupaciones ny robos epidémicos (1), 25 % de inflación en dólares negados con índices de precios perreados (2), 34 a 45 % de pobreza sistémica a la vista de todos explotado por piqueteros y seudo ONGs para cortar calles, ocupar predios y agitar banderitas en actos (3), convirtiendo a Madres y Abuelas de buscadoras de hijos y nietos propios en seudoconstructoras lavadoras de dinero y cazadoras de brujas asociadas a parricidas (4) y finalmente, hacer que Messi y 120 millones de dólares en los mejores jugadores del mundo parezcan un cuadro de primera B -también-.
Tal vez el eterno Grondona -a quien nunca se le ha reprochado su obvio y prolongado concubinato con el Mundial del 78 y su uso por la dictadura,
cuya estrategia y métodos sigue el gobierno de Kirchner al pie de la letra con el apoyo de las mismas Madres que en 1978 buscaban a sus hijos en la oscuridad tapadas por los festejos oficiales-
y los publicitarios de primera B que asesoran al gobierno de esa misma categoría intelectual lleguen a recibir el sencillo mensaje: con el fútbol y la vieja (no necesariamente en ese orden) no se juega.
Lo saben los americanos con la nafta y el desempleo -no hay reelección para Obama con nafta a 4 dólares y más del 7 %-, los mexicanos con el precio de la harina para tortillas -"sin maíz no hay país"-, los brasileros con su fútbol y los franceses con sus empleos públicos vitalicios y sus jubilaciones.
En su increíble campaña de autodestrucción, los mariscales están logrando comenzar a extraer la probabilidad de una derrota luderina de las fauces de la victoria que creían asegurada por el "pan y circo". Entre Hebe de Bonafini, la presidente Kirchner, sus ministros arrabaleros y sus candidatos inelegibles e ininteligibles
se las han arreglado para insultar y declarar indeseables a:
Movidos por poderosos instintos de lemming, los ideólogos K siguen serruchando las ramas en las que están sentados.
Y festejando goles en contra mientras hacen cortes de manga a la tribuna.
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Referencias
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