Un reciente articulo del economista Orlando Ferreres pone el dedo en la llaga de la decadencia argentina: la improductividad crónica de sus "modelos" económicos.Los argentinos no sólo ganan mucho menos que americanos o españoles: producen mucho menos y exportan sus capitales y ciudadanos mejor preparados a España o Estados Unidos, donde en lugar de combatir el capital y dificultar el trabajo, los apoyan, atraen y recompensan adecuadamente.
La Argentina improductiva está encabezada por miles de funcionarios que aumentan sus ingresos "formales" un 92 % mientras los que producen bienes usables o exportables los ven caer contra la inflación creada por la máquina de imprimir billetes y deuda manejada por esos mismos funcionarios:
Del 64 % del PBI del que se apropia el sector improductivo, sólo un 7 % va a Salud, Seguridad o Educación -los tres rubros que son obligación formal del sector estatal-, mientras que un robusto y creciente 40 % va a "subsidios" al consumo de la clase media alta y a empresas contratistas del Estado monopólicas o -para usar un término acuñado por este Blog- "amigopólicas" -en tanto sus titulares son o bien amigos y aliados o bien testaferros del gobierno-
La prueba más contundente de la improductividad de un sistema donde sólo un 40 % de la población tiene empleo "en blanco" -es decir, contribuyendo al sistema jubilatorio y con impuestos y derechos laborales- y el restante 60 % se divide entre un 35 % de jubilados que ganan menos de una canasta familiar -en el 75% de los casos- y un 26 % subocupado, en "changas", "planes sociales" o directamente desocupado- es caminar por las calles de Buenos Aires a cualquier hora del día.
La improductividad -logicamente- incuba impotencia, parasitismo, adicciones y delincuencia que acosan como flagelo al 60 % de la población en empleo precario, dependiente de la mendicidad, el delito -de la punga al narcotráfico- , la limosna clientelista y diferentes formas de apropiación salvaje y caótica de la propiedad ajena o pública -como las desbordantes villas 31, 31 bis y las que brotan en todas las zonas de la ciudad en donde hay un terreno baldío u ocupable. 
La respuesta obvia está en la misma historia argentina: si repitiéramos lo que nos hizo prósperos: la inversión en educación y salud más alta de América Latina, moneda fuerte, libertad de empresa y de comercio, justicia eficiente, regla de ley -todos componentes previstos en la Constitución de 1853 y el sistema que guió al país en sus primeros 70 años- Argentina gozaría de la prosperidad estable que tienen Chile y Uruguay.
No habrá solución al dilema de la decadencia de uno de los países más ricos y dotados del mundo hasta que sus propios habitantes se den cuenta de su error y comiencen a comportarse como sus abuelos.
Así de simple. Así de difícil.
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Referencias
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2 comments:
Brillante, Xul: Ferreres da en el clavo: no se puede vivir mejor en un país que se levanta recién a las 10 de la mañana, donde todo el mundo pierde el tiempo (quiera o no quiera) y donde lo único que importa es el seleccionado , el tenis, o "Bailando por un sueño" -todas formas de escapar de la realidad que duerme envuelta en diarios y comiendo basura en las veredas de todo el país.
Socialismo sin estado, capitalismo sin capital, democracia sin leyes es la receta paar el hambre y el tobogán.
Lo peor de todo -para mi molesta sensibilidad- es que estamos de nuevo bajo una dictadura -en este caso del lumpen proletariado (de guante blanco y de cachiporra)- como en los setentas, esta vez, del otro bando.
Argentina va otra vez en camino de la miseria, gastando a cuenta el billete de la Lotería Sojera de Navidad...
Por cada dolar que entra, salen 2 o 3. Eso explica claramente porque hay que manotear las reservas y seguir aumentando la deuda a ritmo tan alegre como el de los locos noventas.
Claro que ahora los 124 mil millones que acumulamos tras el "pagadios" de 2002 son mucho mas duros de borrar. Ya los giles se avivaron.
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