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Thursday, May 10, 2012

Lecciones de Alemania III: una decada de crecimiento y 3,8 % de desempleo gracias a la austeridad voluntaria y la reforma del "estado de beneficencia"



Mientras los mega-estados benefactores quebrados de la Europa mediterránea se enfrentan con dos digitos de desempleo, recesión y quiebras, los que se quejan de la "austeridad" que no practicaron a tiempo podrían seguir en la práctica el ejemplo de la próspera y austera Alemania en lugar de simplemente pedirle dinero.

Una década atrás, Alemania estaba como Francia, Italia y España ahora: recesión, 10% de piso de desempleo y protesta social paralizante. El canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder hizo entonces algo inesperado: apostó al sentido común (en contra de su partido y su catecismo ideológico) y lanzó una reforma del sistema de desempleo y del régimen laboral que redujo el número de parados de 5.8 millones en 2003 a 3.8 millones en 2007.

Las bases de la reforma fueron el régimen de empleo flexible conocido como kurzarbeit y la Agenda 2010 y la reforma laboral conocida como Hartz IV.

En el modelo de Kurzarbeit



, cada persona cobra desempleo por las horas no trabajadas y de la empresa por las horas que trabaja, permitiendo de ese modo a la vez reducir el desempleo y los costos laborales, haciendo a la economía más competitiva a pesar de salarios nominales más altos. Durante las épocas buenas, el trabajador puede poner sus horas extra en una cuenta para cubrir las épocas malas, cobrando esos fondos (con intereses) cuando caen las horas de trabajo y debe permanecer parcialmente activo.

En el sistema Hartz IV, en lugar de cobrar por no trabajar (o por participar en actos políticos) los desempleados tienen que aceptar cualquier empleo que les ofrezcan en condiciones legales y a la vez, capacitarse y hacer trabajos comunitarios o manuales.

El mismo sistema otorga prestamos para hacer trabajo por cuenta propia, como en los ejemplos de la modista y el chef que se explica a continuación


En su momento, los alemanes protestaron en las calles por mantener las prebendas del estado de beneficencia, pero Schroeder se mantuvo firme, apoyado por sus opositores de la democracia cristiana y el partido Verde, y atacado (como los argentinos Frondizi y Menem) por su propio partido. Los sindicatos alemanes, aunque se opusieron inicialmente, no hicieron una sola huelga contra el sistema, pues la Constitución prohíbe las huelgas políticas (algo que podría hacer suspirar hoy a Evo Morales).



Los resultados espectaculares de la reforma han dado vuelta la opinión pública alemana, que ahora ve por abrumadora mayoría con horror las propuestas de mantener el insostenible sistema de estado benefactor instalado en los paises mediterraneos -e inflado con el Euro- pagándolo con los ahorros y sacrificios de la productiva Alemania. (algo así como el cuento de los tres chanchitos, con los dos haraganes tratando de ocupar la casa del laborioso y dejándolo afuera para que los defienda del lobo)

Fue precisamente por haber lanzado la reforma laboral y la austeridad antes que el resto de Europa que se embarcaba en crear burbujas de deuda inmobiliaria en Euros-y por un gobierno socialista como el de Schroeder- que Alemania evitó las cifras siderales de desempleo que ahora ahogan a Grecia, Portugal, España, Italia y comienzan a amenazar a Francia.

La austeridad -entendida no como el mero rescate de bancos endeudados sino la reforma y achique del estado benefactor y el aumento de la productividad vía más horas de trabajo, contratos flexibles, impuestos más bajos y jubilaciones menos costosas- es la única alternativa que le queda a Europa para crecer y recuperarse. Lamentablemente, la austeridad siempre es impopular y especialmente cuando se juega con la fantasía de seguir endeudándose en bonos o Euros para ganar elecciones pateando el problema para más tarde. Que es exactamente lo que vienen haciendo los países mediterráneos desde que en 2008 se hizo evidente que los gobiernos estaban en quiebra.

Los "milagros" alemanes: 1948, 1989

Fue la austeridad adoptada en 1948-50 la que produjo el primer "milagro alemán" -reduciendo el peso y control del Estado sobre precios (algo muy impopular al comienzo y opuesto a lo que practicaban los gobiernos socialistas de la Cuarta República francesa) - , generando en pocos años



crecimiento a "tasas chinas", creando una poderosa economía exportadora mientras la Europa mediterránea vivía del turismo y los dólares del Plan Marshall -que ahora piden a Alemania-.

Fue también la reforma del socialdemócrata Schroeder la que permitió incorporar a la Alemania del Este y subir su nivel de productividad -y por ende de vida- en pocos años al de la Alemania occidental, sacando de la crisis un segundo "milagro" alemán en base nuevamente a austeridad y sacrificio productivo.



En los países mediterráneos de Europa y sus discípulos bolivarianos hace ya mucho que no se menciona el "milagro alemán" de los cincuentas y mucho menos éste más reciente, como tampoco se explica que las "tasas chinas" de crecimiento de la China del "comunismo de mercado" se apoyan no en beneficencia sino en draconiano sacrificio y jornadas de 60 horas sin vacaciones.

En Europa, pocos de los que celebran el retorno de los socialistas parece recordar que con casi el mismo programa (con temibles promesas incumplibles como las 100 proposiciones para Francia, 10 % de aumento del salario mínimo, jornada de 39 horas y estatización masiva de compañías privadas), Francois Miterrand llevó a Francia a la quiebra en 1981 , y tuvo que hacer en 1983 una reforma draconiana para recuperarla con el llamado "tournant de rigueur" o "giro a la austeridad").

Para quienes no creen en los "milagros", sin embargo, vale la pena estudiar los datos de la realidad que los populistas de derecha e izquierda esconden de sus incautos tomadores de subsidios y fiestas de consumo.

En lugar de escuchar las excusas que los quebrados dan mientras piden más dinero criticando a los que se lo prestan, valdría la pena fijarse en los que han tenido éxito sostenible.

Cuanto más tarde la Europa mediterránea en hacer reformas estructurales, más larga y penosa será la austeridad.

Como un parlamentario europeo comentó "todos los políticos europeos sabemos lo que tenemos que hacer: lo que no sabemos es cómo hacer para que nos reelijan tras hacerlo".

La austeridad y los ajustes -como los tratamientos de conducto- son tan necesarios como dolorosos. Evitarlos o postergarlos sólo conduce a perder lo que se trata de conservar.

En lugar de pedirle más dinero prestado a la próspera y productiva Alemania, la Europa mediterránea debería imitar las reformas que le permiten generarlo.

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Referencias

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