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Saturday, January 8, 2011

Commodities: en "efecto carambola", los superprecios crean más pobreza y migraciones incendiando los modelos clientelistas

Una nueva erupción volcánica de violencia en las calles de Bolivia, Pakistán, Argelia, Túnez, Sudán -un total de 12 países en dos semanas-









provoca estallidos sociales en buena parte del mundo que vive en la miseria africana y latinoamericana colgado de cada vez más insostenibles subsidios a la energía y los alimentos que terminan enfrentando aumentos del 200 % en dos años como contraparte de las "fiestas" de los superprecios y los gobiernos exportadores de materias primas que los utilizan para subsidiar el propio consumo interno.
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La combinación de la demanda de India y China con los frenos a la producción y exportación generados por los regímenes dictatoriales de Venezuela, Irán y los países africanos y árabes para financiar sus insostenibles modelos clientelistas, sus funiculares para sobrevolar las favelas de Caracas y sus rascacielos con nieve en el desierto es explosiva y vuelve a generar revueltas globales como en 2008 y 1995.
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Bolivia recibe la factura del petróleo chavista

Evo Morales ha aprendido en carne propia el coste de su sumisa obediencia a Chávez- quien ahora le quita apoyos económicos para atender a su propio caos interno - y del insostenible mecanismo de precios subsidiados que hace fugar el combustible por las fronteras.

El insólito "reculazo" que siguió al "gasolinazo" sólo ha servido para mostrar la completa ausencia de planes alternativos en que se debaten los gobiernos bolivarianos: a pesar de reponer subsidios que no pueden pagar, los precios de los alimentos no han retrocedido, prometiendo una continuación de la desesperación económica de los millones de desarrapados bolivianos que hasta hace poco aplaudían los dislates en tanto vinieran acompañados de fondos.

Argentina: los subsidios clientelistas atraen mareas migratorias, tomas de tierras y generan 1,2 millones de nuevos pobres que no llegan a la "canasta básica"

El otro villano de este drama es precisamente el gobierno de Argentina, que mientras predica el "progresismo" de "la patria grande", dilapida en subsidios insostenibles los miles de millones que extrae de las exportaciones a precios inalcanzables para los países del arco de la miseria bolivariana con los que se "alinea".

La consecuencia de esta política de abuso y despilfarro de la burbuja de commodities es -paradójicamente- la migración en masa de aluviones de hambrientos y desempleados de Paraguay, Bolivia y Ecuador a las villas que crecen desaforadamente en la ciudad y la provincia de Buenos Aires y que están determinando también una cadena de toma de tierras y predios.
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El nivel de tensión por la crisis de precios de alimentos y combustibles -que no sólo expone al hambre y paraliza la economía sino que genera inflación galopante de los precios que más duelen a los cada vez más pobres- explica la creciente violencia social y los estallidos que se harán más frecuentes.
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Comienzan los inevitables "ajustes progresistas"
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Los gobiernos que criticaban los "ajustes" de la década del 90 han lanzado ajustes mucho más violentos y zigzaguean sin rumbo ante cada estallido tratando de llegar a la próxima elección a cualquier costo.
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Ignoran la evidencia de sus propias historias: los aumentos repentinos de precios subsidiados o controlados produjeron sublevaciones sociales en 1989 en Argentina, en 1995 en Bolivia, y en 2008 en más de una docena de países africanos y asiáticos.
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Las migraciones en masa agravan la situación de los países vaciados por los extorsivos términos de intercambio impuestos por los privilegiados bolivarianos y al mismo tiempo trasladan el problema a las puertas mismas de quienes lo han generado.
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La "solidaridad bolivariana" es un "Plan Marshall al revés"
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Las proclamas y discursos sobre el "ALBA", el "Banco del Sur" y la solidaridad bolivariana se han traducido en lo contrario: Venezuela cobra tasas usurarias (15 % anual) por sus bonos (pagarés públicos) a Argentina, Bolivia y Ecuador, además de hacer insostenibles los precios de la gasolina y el gasoil de los que depende la energía y el precio de los alimentos de estos países.
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La comparación con el pasado es inevitable: la Argentina peronista de la posguerra enviaba millones de toneladas de trigo gratis para alimentar a España. La Argentina pseudoprogresista del festival de la soja cobra los "precios chinos" a sus vecinos y les da la espalda.
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La retórica bolivariana del ALBA y de la "unidad latinoamericana" se ha esfumado ante la realidad: no hay poliductos, ni préstamos a menos del 15 %, ni ninguna de las quimeras que se vendieron a los ingenuos que creyeron en las promesas de "contención social" e "inclusión" y hoy experimentan las verdaderas políticas hacinados en casillas sin cloacas en los tugurios que pueblan las afueras de Caracas o Buenos Aires.
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La marea de desesperación y descontrol social -intensificada por la "ley de la selva" que impera bajo pretextos "progresistas" creando las condiciones para que se disparen las tasas de crimen tanto como los precios de la soja acelerando el declive hacia el narcoestado- seguirá creciendo, impulsada por la insostenible presión de la transferencia de recursos hacia los voraces regímenes que viven de la especulación con los recursos naturales, devastandolos mientras montan conferencias medioambientales.
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Los desequilibrios sociales y naturales que generan los están comenzando a cercar como un creciente cadena de "Tsunamis".




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Referencias

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5 comments:

Raymond Aron said...

Muy interesante paradoja, que ya se produjo en 1979 cuando la OPEP lanzó los precios del crudo por la estratósfera. Aquello terminó con los países petroleros -y muy especialmente la Unión Soviética- quebrados 10 años más tarde cuando se produjo una caída equivalente y se encontraron con niveles de gasto exhorbitantemente inflados durante los años de bonanza.
Los grillos bolivarianos gastan como si los precios fueran a subir para siempre, mientras que las hormigas chilenas controlan el gasto y crean fondos para los inevitables días lluviosos.
Creo que la crisis del Euro puede ser la grieta que quiebre la represa...

Bioy said...

Esta burbuja se pincha por los dos extremos, parece: los precios a mediano plazo son insostenibles y el sobreconsumo y hambre que generan también.

Antonio Machado said...

El hambre avanza como un boomerang que vuelve contra los verdaderos ricos explotadores: los que viven de las riquezas naturales sin esfuerzo.

Arlt said...

Cuando los precios internos suben, los gobiernos de Chavez y Kirchner ponen el grito en el cielo, controles y demonizan al mercado. Cuando los precios internacionales suben y se incendian los países pobres, se lavan las manos como Poncio Pilatos y van a vender soja a Quatar.
Pero las hordas de hambientos fronterizos que vienen a acampando con cada aumento de commodities no los van a perdonar. Y no las pueden ni parar ni alimentar.
Una lección del "socialismo de los imbéciles" (como Gramsci llamaba al fascismo) para alquilar tribunas.
Basta ver a Chávez y Evo reculando entre la sartén y el fuego para darse cuenta de que las mentiras siempre se pagan caro.

Camus said...

El triunfalismo sojero y petrolero del arco bolivariano está comenzando a crujir bajo el peso de sus propias distorsiones. Esperemos que en 2011 y 2012 haya cambios de gobiernos y de políticas antes que todo esto explote.