Pages

Friday, March 25, 2011

Medio Oriente: Sigue el derrumbe de las dictaduras "nacionales y populares"... El eje bolivariano se prepara para la Tsunami

La caída de Ben Alí y Mubarak y el colapso del régimen fascista jamahirio de Gaddafi -tres dictaduras "nacionales y populares" instaladas en los setentas- se extiende como una Tsunami a sus vecinos de Yemen, Bahrain y Siria -otro trío de tiranos instalados en el poder hace 40 años- y los remezones amenazan también a Paquistán y el ayatolato de Irán.

Qué tienen en común estos regímenes aparte de los "superpoderes" transmitidos por vía dinástica, el estado policial y el saqueo desaforado de las arcas públicas? Pues el argumento justificador por excelencia de la "soberanía" (en cuyo nombre Gaddafi bombardea a sus súbditos sublevados con el apoyo pleno del arco bolivariano) y el carácter "nacional y popular" del sistema de distribución desigual de la riqueza a través de subsidios -con el método 100,000 x 1: cien mil para el líder y su familia, por cada uno para los súbditos forzados a agitar banderitas y libros verdes a punta de ametralladora-

Para los "nacionales y populares" la soberanía curiosamente no reside en el pueblo -que cuando como ahora desobedece y se subleva se convierte en millones de agentes imperialistas extranjeros- sino en la persona y la sucesión dinástica instalada en el gobierno.

Y en consecuencia, cuando el pueblo se subleva, hay que cambiar al pueblo. Incluso literalmente, como los miles de mercenarios del Africa subsahariana importados por Gaddafi para reemplazar a sus soldados rebeldes o los millones de indios, chinos y turcos que reemplazan a los díscolos trabajadores en Bahrein, los Emiratos Árabes o Arabia Saudita. O como los millones de bolivianos, paraguayos y peruanos importados para votar en la díscola Buenos Aires por el gobierno "nacional y popular" a cambio de ciudadanía instantánea (via DNI express), casas ocupables y planes sociales gratis.

Y la justificación y defensa de la "no intervención extranjera" para frenar las masacres de Libia, Bahrein o Siria suena extrañamente parecida a los argumentos con los que los golpeadores y homicidas "por honor" rechazan toda intervencion de vecinos o jueces que les prive de su derecho "soberano" sobre hijas, mujeres u otras víctimas de sus familias de sangre (valga en este caso el ominoso doble sentido de esa última palabra).

La siguiente pieza clave por caer es Siria, donde la familia Asad ha estado en el poder en nombre de la causa nacional y popular del partido único Baath desde 1970. La caída del régimen sirio pondría en jaque a Hezbollah en Líbano y al régimen iraní, que usaba a Siria como canal para sostenerlos militar y financieramente.

La Tsunami se transmite a velocidad de Twitter entre el 60 % de la población nacido después de la instalación de las dictaduras nacionales y populares en el poder.

Y la siguiente costa donde la esperan mienbros de la misma generación es la de la América Latina bolivariana, donde ya Evo Morales y Hugo Chávez comienzan a sentir los sacudones y erigir tan apresurados como inútiles muros propagandísticos.

Pero a diferencia de la era del Muro de Berlín, los libros verdes, las fábulas ideológicas de Galeano y Marta Harnecker o las maratones televisivas de "Aló Presidente" y los diarios adictos del mundo árabe (que ahora cambiaron sus nombres para celebrar la caída de quienes antes los subvencionaban) y latinoamericano no pueden competir con las imágenes instantáneas con las que Al Jazeera y Youtube informan a los ojos mentirosos de una generación que ya no cree en las sinceras palabras de sus gobernantes nacionales y populares.

Qué quieren estos sublevados?

Ni jihad, ni intifadas, ni revoluciones proletarias, coroneles nacionalistas o gloriosas y eternas revoluciones con desfiles celebratorios para honrar a los octogenarios líderes vitalicios.

Porque -como quienes experimentaron la vida en el socialismo soviético, chino o cubano durante otros 50 años-ya saben de qué se trata.

Ni más ni menos que la vieja democracia liberal y capitalista que ha alojado a 35 millones de árabes exilados en Europa y Estados Unidos y que sostiene a las familias de los que no pudieron votar con los pies con remesas generadas en la pérfida explotación del mercado libre.

Y es por eso que los gobiernos bolivarianos están tan nerviosos

Con justa razón

___________________________

Referencias

2 comments:

Ed Murrow said...

Este artículo llama la atención sobre un aspecto clave del populismo: fabricarse un pueblo sumiso a la medida. "Gobernar es poblar", decían los liberales argentinos del siglo 19, y trataban para ello de fomentar la inmigración europea e importar maestros americanos para educar a los locales. Los nacionalistas del siglo siguiente han hecho lo mismo pero al revés: importar pobres analfabetos de países fronterizos y combatir la herencia de Sarmiento para analfabetizar al resto.

Alfonso Reyes said...

A juzgar por el Oscar a Chavez, los bolivarianos parece que esperan la Tsunami en la playa y con la boca abierta -como de costumbre-.
Son tan torpes que cierran la puerta del establo (los diarios) cuando los caballos ya se escaparon a Twittear.