"Quizá la nube sea menos vana
que el hombre que la mira en la mañana"
Jorge Luis Borges
En principio soy -y creo que lo soy cada vez más- muy severo, muy riguroso frente a las palabras. Lo he dicho, porque es una deuda que no me cansaré nunca de pagar, que eso se lo debo a Borges. Mis lecturas de los cuentos y de los ensayos de Borges, en la época en que publicó El jardín de senderos que se bifurcan, me mostraron un lenguaje del que yo no tenía idea (…) Lo primero que me sorprendió fue una impresión de sequedad. Yo me preguntaba: ¿Qué pasa aquí? Esto está admirablemente dicho, pero parecería que más que una adición de cosas se trata de una continua sustracción. Y, efectivamente, me di cuenta de que Borges, si podía no poner ningún adjetivo y al mismo tiempo calificar lo que quería, lo iba a hacer. O, en todo caso, iba a poner un adjetivo, el único, pero no iba a caer en ese tipo de enumeración que lleva fácilmente al floripondio".Julio Cortázar
Han pasado 25 años de la muerte de Jorge Luis Borges (1899-1986), escritor universalmente admirado, porteño y argentino hasta la exaltación filosófica y la sobriedad lírica.
Los cuentos y poemas de Borges -como los conciertos de Bach- dicen más cosas a sus lectores a medida que éstos crecen.
Borges fue un humanista, es decir, un estudioso de los frutos de la mente y la imaginación humana antes que de las realidades sociales o la naturaleza. Su pasión por la lectura y la reflexión lo llevaron de la filosofía de Spinoza y Schopenhauer a la de su amigo Macedonio -mi homenajeado- en las tertulias de la Perla del Once, el surrealismo de Xul Solar y la pintura de su hermana Norah.
Borges fue discípulo y amigo del fascista Lugones, el peronista Marechal, el católico Bernárdez, el dandy Bioy Casares y el filo-sandinista Cortazar hasta el final de sus días. Todos ellos tenían en común la pasión por la escritura y la lectura y el desprecio por su uso político de barricada.
Así reconocía Cortázar el estilo y la influencia de Borges:
"La gran lección de Borges no fue una lección temática, ni de contenidos, ni de mecánicas. Fue una lección de escritura. La actitud de un hombre que, frente a cada frase, ha pensado cuidadosamente, no qué adjetivo ponía, sino qué adjetivo sacaba. Cayendo después en cierto exceso que era el de poner un único adjetivo de tal manera que usted se caiga un poco de espaldas. Lo que a veces, puede ser un defecto",
Defensor del idioma de los argentinos -que propuso en sus años mozos convertir en una gramática alternativa a la española-, recibió el Premio Cervantes
Como Bioy y Cortázar, Borges trataba con ironía los elogios y las prematuras entradas en el Panteón de la gloria por las que Sábato, Mallea y otros contemporáneos mediocres que hoy pocos leen se desvivían
Lector riguroso, con fuertes preferencias por la sobriedad estética, no solía coincidir con el lugar común y lo mostraba en su comentario -siempre respetuoso pero sincero- de Cervantes y El Quijote
Borges fue por sobre todas las cosas un lector de la Buenos Aires capital y refugio de artistas durante la noche del fascismo europeo, una ciudad con tantas librerías en la calle como cafés preparados para hospedar a los lectores
Creemos que la mejor forma de homenajear a Borges -cuyo nombre sigue recibiendo silbidos y hasta insólitos agravios- es recordar algunos de sus clásicos en su voz, y dejar que explique como Buenos Aires se convierte en un Aleph del universo
Poema de los dones
La palabra y la creacion: El Golem
Limites: su poema preferido, con la inevitable referencia a Buenos Aires
La lluvia en la ciudad
La creacion literaria
La amistad y el amor
Y recordar cómo lo siguen leyendo y estudiando en todo el mundo
La palabra y la creacion: El Golem
Limites: su poema preferido, con la inevitable referencia a Buenos Aires
La lluvia en la ciudad
La creacion literaria
La amistad y el amor
Y recordar cómo lo siguen leyendo y estudiando en todo el mundo
The mirror man
Y su colaboracion con otro renegado , Astor Piazzolla, en el otro género que ambos cultivaron -la milonga- mientras los acusaban de "extranjerizantes" -por aceptar y diseminar en su arte influencias de Gershwin y Kipling, respectivamente- y "contreras" -por no aceptar trabajar con carnet del PJ o cargos de inspector de gallineros respectivamente también-
Siempre habrá un libro de Borges en alguna estantería para viajar nuevamente al Buenos Aires mítico y poético que construyó para refugio de peregrinos de la lectura huyendo de los lugares comunes y las consignas de barricada.
Para los que prefieren leer al escritor que escucharlo leer, vale la pena recordar su filosofía en El Poema de los Dones
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.
Los jóvenes porteños de hoy confiesan conocerlo poco -por medio de las mismas lecturas obligatorias que Borges detestaba- pero los que lo han llegado a leer, lo comentan con entusiasmo -mientras todos "aclaran" que no lo desconocen por "otros motivos" (que todos los argentinos que ven las cadenas oficiales conocen)
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