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Monday, November 25, 2013

La supervivencia de los peores: la selección negativa del populismo latinoamericano y sus consecuencias

"Qué hace un político latinoamericano cuando ve una luz al final del túnel?: se endeuda para construir 50 kilómetros más de túnel" 
Chiste popular
Comentario en el Blog (2008): 
"Cómo puede ser que tengamos siempre estos gobernantes desastrosos ?"
Raymond Aron (Blog): 
"Votándolos" 
Cuando se recorre las imágenes de dirigentes latinoamericanos que presiden este artículo, surge la inevitable sorpresa por la consistencia con la que los electores locales seleccionan aparentemente los peores de sus connacionales para gobernarlos.

La miseria y opresión secular que desbordan la realidad demográfica y los libros de historia pasada y reciente de América Latina parecen confirmar la existencia de lo que Darwin llamaría una selección natural negativa , por la cual los más incompetentes, deshonestos, corruptos y estúpidos monopolizan las listas electorales, los bastones de mando y sillones de ejecutivos, legislativos y judiciales.

El destino desigual de los países está determinado por las reglas con las que se determina el éxito y el progreso personal y la selección de los líderes. Mientras que en su inicio los Estados Unidos, Canadá -y la Argentina y Uruguay del siglo XIX- contaron con fundadores y presidentes con frondosas bibliotecas y libros y patentes a su nombre como Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, James Madison, Domingo Faustino Sarmiento, Carlos Pellegrini o Francisco de Miranda






En los paises de la América latina a partir de la fatídica década de 1970 en adelante, una epidemia de pseudoprogresismo perverso estableció un mecanismo de selección de los peores, comenzando por las universidades en las que se reemplazó la meritocracia intelectual por el relajo demagógico de los estándares intelectuales y la ética de trabajo.

Así los Premios Nobel como Houssay o Leloir y los talentos como Borges o Cortazar se convirtieron en "elitistas" y "extranjerizantes" a ser expulsados de cátedras, bibliotecas e instituciones culturales -cuando no de sus paises- para ser reemplazados por más fotogénicos émulos del carilindo e incompetente Che Guevara. Los cuadros de honor intelectual fueron reemplazados por los "cuadros" de la militancia que eludía los exámenes y el esfuerzo intelectual para obtener títulos por medio de "exámenes colectivos" impuestos por medio de interminables tomas de facultades y colegios.

Ante las inevitables catástrofes económicas y sociales de las décadas del 80 y 90, países como Chile, Uruguay y Colombia volvieron a sus fuentes y recuperaron una clase dirigente de empresarios y politicos graduados en universidades rigurosas -como los Battle en Uruguay, los Frei, Lagos y Bachelet de Chile, los Uribe y Santos de Colombia- mientras que los adoptantes del setentismo bolivariano se condenaron al predominio de una selección negativa que privilegiaba cada vez más a los incompetentes, corruptos e indulgentes.

Mientras que los presidentes y dirigentes de los países normales publicaban libros y competían en logros como profesionales y empresarios, los de los países del eje bolivariano dominado por el cáncer setentista lo hacían por la vía del escándalo, el farandulismo , competencias de oratoria y candombe, acumulación de patrimonios personales inexplicables y divorcios escandalosos.

Los resultados de las dos Américas no pueden explicarse sin estos antecedentes.

Y no podrán revertirse sin un forzado regreso a honrar el rigor y mérito académico y profesional.

Los grillos progresistas seguirán poblando de villas miseria y "planes sociales" los países fracasados, las hormigas estudiosas, produciendo los bienes y servicios en los que se sustentan los empleos de los países exitosos.

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