Entusiasmado con el exito en las encuestas de la cuarentena draconiana, el gobierno de Alberto Fernandez continua subiendo su apuesta por el aislamiento.
El pais se cerro a los vuelos internacionales, a los accesos de fronteras, establecio permisos de circulacion (suspendiendo las garantias de los articulos 11 a 14 de la Constitucion), suspendio el pago de la deuda externa y finalmente, decidio retirarse unilateralmente del MERCOSUR.
Esto podria parecer delirante -y en cierta medida lo es- si no fuese porque no hay plan alguno para hacer frente a la mega crisis desatada antes del virus, para la que los remedios de la formula Fernandez-Fernandez aun no fueron explicitados.
Las consecuencias de esta maniobra serán -como explica Diego Guelar y el experto Marcelo Elizondo- otro giro de tuerca al cierre casi total de una economía que ya parece tomar de modelo no a los paises nórdicos sino a Corea del Norte o Venezuela.
Sin divisas, con exportaciones en picada, con cepo cambiario absoluto y paralización deliberada de la actividad privada, la Argentina entra en un coma inducido en el que una pobreza que supera al 50 % de la población ha desatado ya una doble realidad: la de los DNU oficiales y la de los cartoneros, comerciantes y cuentapropistas (cada vez más cerca en pauperización) que deben operar fuera de la "economía formal", sin bancos, sin créditos.
El sueño "igualitario" del populismo de Fernandez y Fernandez es convertir esta emergencia en un estado permanente, como explica con su habitual claridad el columnista Carlos Pagni:
El sueño "igualitario" del populismo de Fernandez y Fernandez es convertir esta emergencia en un estado permanente, como explica con su habitual claridad el columnista Carlos Pagni:
Los Ingresos Familiares de Emergencia (IFE) y los precios máximos "cuidados" se basan en subsidios en pesos a cambio oficial que cotizan ya a la mitad del cambio real. Nadie sabe con que fondos el gobierno podra sostener esta situacion, ya que simultaneamente queda en default sin acceso a credito, prohibe o persigue los ingresos de dolares, y hace caer la recaudacion impositiva y de servicios.
En el sector de la economía real, esto se acompaña de una caída de cadena de pagos en efecto domino que deja a todos los actores paralizados.
Los atrapados en el "mega corralito" económico de la Argentina que no permite salir o entrar se enfrentan con una situación similar a la de la novela La Plaga de mi homenajeado Camus.
Los experimentos argentinos suelen comenzar con gran apoyo popular -sobre todo cuando anuncian milagros como "desendeudarse", "moneda fuerte" o "poner dinero en el bolsillo de la gente"- y terminan como la la "inflación cero" de 1974, la Convertibilidad de 1991-1998, el Default de 2001, el Corralito de 2003, el "crecimiento a tasas chinas" de 2004-6 - en catástrofes económicas y sociales para los libros de texto y de records.
Quedan siempre los que se consuelan con "el fin del capitalismo" y ven en el derrumbe economico global causado por las cuarentenas y sus paralisis economicas una oportunidad de zafar del apremio y de recibir ayuda de China.
La realidad, como de costumbre, despertara a la Argentina pronto. Despertara como Rip Van Winkle, de una pesadilla en otra, debilitada y atrasada en un mundo que habra cambiado totalmente durante su ausencia.
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