Siguiendo las recetas del peronismo de los cincuentas, el gobierno de Cristina Kirchner ha completado el "blindaje" de su continuidad en el poder en un sistema de partido único, a semejanza del PRI mexicano y el régimen chavista.
y que se compone de 7 % de desempleados cobrando subsidios directos, 9 % de subocupados empleados en negro que deben continuar siéndolo para cobrar la nueva joya de la corona: la asignación universal por hijo, que agrega otro 10 % (contando 1 adulto que cobra y vota por cada dos hijos de padres desocupados o que cobran en negro según los datos oficiales) y uno de cada dos empleados provinciales, municipales o nacionales que cobran sobres por empleo clientelista:
A ésto se agrega un trasvasamiento ya manifiesto por los votos y apoyos de los gobernadores y legisladores menemistas (incluído el propio senador Menem) que votaron por el peronismo "neoliberal" y compitiendo con Néstor Kirchner en 2003 y lo hicieron casi matemáticamente por Cristina Kirchner en 2007:
(Clickar el gráfico para aumentar)
El empleo en negro -que afecta al 40 % de la población economicamente activa de Argentina- tiene dos efectos directos sobre el sistema clientelista: convierte la pobreza del 2002 en pobreza estructural clavada en el 44 % de la población con ingresos inferiores a la canasta familiar (un aumento del 10 % sobre el mejor nivel de 2006 y por encima del inicio de Kirchner en 2003) y como consecuencia de los subsidios, obliga a los ocupados a permanecer en negro para cobrar adicionalmente los subsidios de 220 pesos por hijo y de ese modo, alcanzar a la huidiza canasta.
En esta nueva versión trágica de la carrera de la tortuga y la liebre, la liebre clientelista se ha echado a dormir en los ingresos sojeros y tras abrir los grifos clientelistas para ganar la carrera eleccionaria, se ha despertado a la realidad de que está perdiendo la carrera inflacionaria, que amenaza con una Tsunami de conflictos sociales para el que quede en el poder en el 2012.
Y al despertar a la zaga, la liebre kirchnerista ha apelado a una toma de utilidades de sus empresas aliadas -las de la "patria contratista"- a través de las acciones de las ya expropiadas AFJP, lo que a su vez inicia una nueva complicación en la asfixia de paria financiero de la que aspiraba a salir dos años atrás incautando las reservas del Banco Central para reiniciar las negociaciones con el Club de París.
Suficiente para comprender los infartos y lipotimias de los dos últimos presidentes argentinos.
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Referencias
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