Un recientemente publicado libro del sociólogo Jorge Liotti. titulado certeramente "La ultima encrucijada" completa con "El Nudo" de Carlos Pagni y "Conurbano salvaje" de Carlos R. Roberts y Jorge Bilotta, una trilogía de libros recientes que hemos recomendado que exploran las bases sociales de la Argentina del siglo 21, especialmente la surgida después de 20 años de kirchnerato -un sistema de populismo clientelista que parece haber entrado en su crisis terminal-.
Liotti describe sucinta y contundentemente la situación de Argentina desde 2003 a 2023:
"entre mayo de 2011 y mayo de 2023, y los resultados son homogéneamente negativos.
- A valores constantes, el salario real privado es ahora un 86,8% de lo que fue doce años atrás;
- el salario mínimo retrocedió un 34%;
- la jubilación mínima (si se incluyen los bonos y adicionales) está igual que en 2011;
- la Asignación Universal por Hijo (AUH) está en un 16% menos;
- la pobreza pasó del 29,4% de la población al 42%, y
- la inflación anualizada del 23,8% al 116,6%. Un retroceso en todos los frentes."
Entre 2003 y 2023:
- La pobreza no bajo del 30% en los últimos 20 años en un pais en la que un siglo atrás no superaba l 10%
- Hay dos generaciones criadas en la pobreza (50% de los jóvenes) sistémica (aquella que depende de planes y ayuda en vez del empleo genuino para no caer en la indigencia)
- Hay 2.500 villas miserias, la mitad creadas después de 2010
- Se ha triplicado la inseguridad medida en términos de robos y crímenes violentos en la vía publica
- Se ha creado un conurbano (eufemísticamente llamado "Gran Buenos Aires" donde viven 14.000.000 de personas -un 30% de la población- en una superficie de apenas 13. 934 km cuadrados. un 5% de los 397. 571 km cuadrados de la provincia de Buenos Aires con una densidad de 1,004 habitantes por km cuadrado.
- El valor del peso ha caído 19,900 % de 3 a 600 por dólar, con un promedio de 70% de inflación anual durante 20 años.
"Ahora emergen renovadas expectativas ya no solo por el aporte del sector agroganadero, sino también por la explotación hidrocarburífera de Vaca Muerta, el potencial del litio andino, los recursos ictícolas del Atlántico y la industria del conocimiento. Como hace un siglo atrás, el contexto internacional parece demandar bienes y servicios que el país produce, y nutre nuevas oportunidades. El mundo en guerra en Ucrania requiere de alimentos, gas y minerales, y la Argentina parece estar en condiciones de poder recuperar un lugar en ese escenario. "
"La dificultad principal es que hoy la Argentina luce descalzada temporalmente, fuera de encuadre, con estructuras y dinámicas que no se corresponden con las demandas actuales. El sistema de producción traduce mayoritariamente un esquema industrialista tardío, con evidentes síntomas de falta de competitividad en un mercado hiperdinámico.
Las instituciones empresariales y gremiales reflejan organizaciones arcaicas que cada vez pierden más representación, las primeras a manos de emprendedores e innovadores digitales; las segundas, a expensas de los movimientos sociales y trabajadores precarizados.
Y la dirigencia política sigue pensando sus propuestas con categorías sociales y políticas desconectadas de las demandas actuales, al frente de un Estado incapaz de recomponer las piezas del rompecabezas desarmado. Como señala Rodolfo Terragno, exministro de Raúl Alfonsín y jefe de Gabinete de la Alianza, “sostener los esquemas industriales, o la organización de los partidos políticos y de los sindicatos, con planteos de los años ’50 o ’60 tiene mucho que ver con que el país no se haya desarrollado en las últimas décadas”.
Según un informe elaborado por la consultora Abeceb, en base a información de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (WIPO, según la sigla en inglés), la Argentina se ubicó en 2022 en el puesto 69 a nivel global en la medición del Índice de Innovación Global que releva 132 países. Esto implica
que retrocedió 11 casilleros respecto de 2011, cuando ocupó el lugar 58, y que dentro de Latinoamérica se encuentra en la octava posición, debajo de referentes como Chile, Brasil, México, Colombia y Uruguay. Los ítems en los que el país exhibe mayor atraso son “instituciones” (relaciones en el ambiente político, regulatorio y empresaria), “mercado y competitividad” (competitividad entre mercados locales y recursos destinados a investigación de oportunidades) y “red de conocimiento y tecnología” (número de patentes de origen, modelos de utilidad, publicaciones científicas y su difusión en el exterior).
un 46% validó el planteo de que “hay un set de valores en este país a los que todos adscribimos y que nos unen” (61% global); apenas el 37% coincidió con la frase “mis valores están reflejados en los valores dominantes en mi país”
- Una dirigencia politica, sindical y empresarial tradicional que se beneficia con un modelo de pais cerrado, manejado por dinastias politicas y economicas oligopolicas
- Una poblacion joven desalentada que ve mas posible emigrar para progresar q hacerlo quedandose en el pais.
Los más jóvenes, que nacieron en democracia, tienen una imagen muy difusa de lo que representa una construcción republicana y tienden a valorar mucho más las libertades individuales que los procesos colectivos. No anida en su imaginación la posibilidad de tener que hacer concesiones personales por una entidad que les resulta etérea, improbable. La noción de país, de república o, en casos extremos, de patria, es percibida con total ajenidad.
En busca de la identidad extraviada
Y en términos cuantitativos, queda reflejada una idea difusa sobre la importancia del sistema republicano. Por ejemplo, cuando le piden opinión sobre la afirmación “La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, solo el 37,9% estuvo de acuerdo (contra el 55,1% de los que tienen entre 30 y 49 años, y el 70,1% de los mayores de 50). Frente al enunciado “apoyaría un gobierno autoritario si logra resolver los problemas económicos del país”, el 42,9% de los jóvenes estuvo de acuerdo, probablemente sin terminar de decodificar qué significa la noción de autoritarismo,ya que al mismo tiempo rechazan toda limitación a sus libertades.
De acuerdo con un trabajo de la consultora Escenarios, un 40,64% de los consultados estaría dispuesto a radicarse en otro país si tuviera la posibilidad, y un 25,37% lo evaluaría. Pero ante la misma pregunta la proporción se eleva mucho cuando solo se trata de los jóvenes de 18 a 40 años, ya que el 72,13 respondió que estaría dispuesto o lo evaluaría. También los índices se elevan entre la población con mayor nivel de instrucción, ya que el 74,75% de los universitarios expresaron su inclinación a emigrar en esas circunstancias.
en otro trabajo, en este caso de Isonomía, cuando se le preguntó si “la Argentina es un país de oportunidades”, el 63% respondió negativamente.
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